Marco A. Dorantes

Este es uno de mis primeros blogs* (aquí hay una lista de mis blogs sobre temas de mi interés).
Además, mis aportaciones en un seminario de introducción a la Filosofía.
*blog es una contracción de weblog: un diario o bitácora pública como medio de expresión personal.

Sunday, May 23, 2010

Carta breve a una pequeña comunidad

Les mando cordiales saludos, confío que estén pasando un muy buen día, con salud y felicidad.

El propósito de este mensaje es ofrecerles una breve explicación del porqué no me ha sido posible participar continuamente en las actividades y reuniones propias del ministerio que formamos como Charla Bíblica en la Iglesia de Cristo en México. Por favor acepten mi explicación como información de primera mano, con la cual busco evitar que mi silencio dé pauta para alguna interpretación que no corresponda con mis verdaderas intenciones.

Sabemos que las directrices principales que nos guían en una vida cristiana incluyen las siguientes dos directrices: (1) cada individuo tiene el derecho y la obligación de estudiar con profundidad la Biblia y, (2) el buscar ser un aprendiz de Jesús, El Cristo, tiene preponderancia sobre cualquier otra cosa.

Así pues, mi recorrido guiado por esas directrices me ha llevado a reconocer que para continuar un estudio amplio de la Biblia necesito bases más sólidas que el estudio devocional que había estado a mi alcance durante mis primeros años como cristiano. Por lo que me he planteado un recorrido con varias etapas, la primera de las cuales comprende una introducción a la Filosofía. Para más detalles acerca de mi planteamiento y de la etapa en la que me encuentro ahora por favor consultar las siguientes páginas:

La barrera, al parecer infranqueable, de contar con sólo 168 horas por semana nos lleva a repartir dichas horas de la mejor manera posible de acuerdo a nuestra situación como individuos, esposos, padres, hijos, hermanos, tíos, amigos, patrones o empleados, ciudadanos, etcétera. Por años he gozado de la confraternidad en la iglesia pues me ha llenado de tantas alegrías y satisfacciones, mismas que ahora continúo disfrutando desde ese subconjunto íntimo de la iglesia, mi familia; sin embargo, ahora debo repartir mi tiempo de tal manera que atienda lo que en otra época quedó pospuesto y que ahora me resulta indispensable para construir una vida espiritual sustentable para el futuro. No sólo para mí, sino para aspirar seguir sirviendo en la construcción de la iglesia de la que somos parte y la cual cada uno es. Como dijo aquel a quien, en algún tiempo, admiramos mucho: Tú eres el movimiento.

El actual seminario de introducción a la Filosofía empezó en 2009 y estaría terminando en 2012 al ritmo que nos ha resultado asequible, conforme al planteamiento original. Los participantes buscamos acomodar, entre nuestro horario de obligaciones y responsabilidades, esas indispensables horas para el estudio, la lectura y el análisis, la reflexión profunda, y para la escritura que se desprende necesariamente de lo anterior. Por lo cual, el sentido de justicia me impone el compromiso de mantener proporción entre la confraternidad que ya he disfrutado durante tantos años y mi urgente necesidad actual por prepararme para los años venideros. Pues sabemos que cada cristiano tiene en sus manos el imperativo de seguir indagando el significado del crecimiento espiritual desde una perspectiva adulta. La siguiente página plantea la pregunta fundacional: ¿Qué significa crecer espiritualmente?

Por último, quiero hacer notar que, por supuesto, estaré encantado de participar, en la medida de lo que esté en mis manos, en las actividades, reuniones y convivencia en general en la comunidad de la cual somos parte.

Muchas gracias por su atención, publicaré avisos nuevos sobre este tema en esta página.

Les mando saludos cordiales,

Posdata: El seminario de introducción a la Filosofía es un proyecto laico, abierto al público en general, todo aquel interesado es bienvenido para participar y contribuir lo que resulte de su propio pensamiento y análisis crítico.

Actualización Marzo 2011: En adición a lo ya mencionado, remito la siguiente página que refleja la situación conmigo a la fecha: Noticias a la fecha

Wednesday, May 19, 2010

El amor por el fundamentalismo

Una mezcla entre curiosidad y desconcierto me ocurre al saber que alguien como Javier Sicilia diga que ama profundamente a la iglesia católica, como lo dice en su artículo La puta casta del domingo 16 de mayo de 2010. Mi desconcierto se explica fácilmente pues no conozco suficiente del pensamiento del maestro Sicilia como para explicarme su declaración. Al tratar de darme yo mismo una explicación por supuesto que refiero más de mi propia persona que del pensamiento del maestro Sicilia.

Una explicación a tal sentimiento de amor profundo por una institución religiosa es relevante para mí pues yo mismo albergo un profundo interés y admiración por los sucesos del pasado en torno a Jesús, El Cristo, y por los términos y condiciones concretas de mi situación relativa en el panorama histórico desde entonces. Tal vez comparto con quien ama a la iglesia católica aquella dulce infancia llena del amor de los abuelos y de su fervorosa devoción por lo promulgado en la narrativa eclesial católica, popular y vernácula. ¿Se trata entonces de un amor no a la religión sino a lo experimentado tan cariñosamente durante los años infantiles? ¿Será lo mismo que le ocurre a alguien con una infancia desarrollada en un ambiente, digamos, musulmán, judío, o ateo?

Habrá un sinfín de razones por las que habremos mantenido la tradición heredada de los padres o de la familia. Para algunos, la razón principal por la que seríamos católicos, protestantes, judíos, ateos, musulmanes, o de algún otro partido político o dogmático, no es una elección madura en pos de las ideas en la narrativa correspondiente, sino que es una forma de correspondencia o apego hacia quienes nos han amado y nos legaron dicha tradición. El legado no sólo puede provenir del seno familiar, también los entrañables amigos pueden tener una influencia considerable tal que su amor llega a representar la razón por la cual ser de un partido religioso o político particular. Pero entonces cabe la pregunta ¿habríamos adoptado dichas ideas sin la presencia de tal amor a nuestro alrededor?

Por otro lado, hay quienes logran trascender por sí mismos a la influencia de sus condiciones iniciales en su entorno social y elijen libremente una forma de pensar por motivos propios. También los hay quienes logran ir más allá del dominio causado por un adoctrinamiento posterior debido a la inmadurez mental durante la juventud. En ambos casos logran dicha trascendencia al desarrollar su libre albedrío a tal grado que alcanzan un estado de conciencia desde el cual pueden ejercer una elección madura por pertenecer a una religión, partido político o sistema doctrinal en particular. En tal caso, el pensamiento crítico juega un papel indispensable para poder distinguir, por un lado, las ideas valiosas en la doctrina en cuestión de, por otro lado, las desproporciones y errores que echan por tierra a, precisamente, esas ideas que se predican.

Así me explico, de manera provisional, que alguien con la altura intelectual como el maestro Javier Sicilia diga que ama profundamente a la iglesia católica. Pues me parece claro que no ama los desenfrenos e hipocresía cuya más reciente encarnación la ejecuta el linaje Marcial Maciel, sino que ama las ideas fundamentales de dicha tradición que, de alguna manera, nos remiten a Jesús, El Cristo.

Afortunadamente queda todo un horizonte de preguntas por hacer y cuestionamientos por analizar. El fundamentalismo, en sus diversas manifestaciones, no explica satisfactoriamente una plétora de casos en la Historia si es que en realidad está en pos de ideas valiosas para la buena vida humana: la vida reflexionada.

Monday, May 17, 2010

La necesidad de la filosofía básica

La participación en un seminario de introducción a la Filosofía ha sido uno de los eventos recientes más significativos para mi desarrollo personal. Se estudia Filosofía no para fanfarronear usando un vocabulario enigmático o para adoptar altaneras poses esnob, eso sería una prueba de que habría derrochado mi tiempo de la manera más absurda posible. Tampoco pienso que estudiar Filosofía deba hacerse tan sólo para pasar exámenes y obtener grados académicos —esto aplica también para cualquier otra profesión—. Por el contrario, se estudia Filosofía por muchas razones y para muchos propósitos relacionados con el desarrollo de la conciencia personal, para el desarrollo del individuo desde el significado de ser parte de la especie humana. Para encarar la vida desde una perspectiva lo más amplia y profunda posible, tratando de aventurarse en la imponente complejidad y diversidad de lo humano ante la inmensidad de la existencia.

La amplitud y profundidad del pensamiento filosófico lo coloca como parte de la raíz o cimiento para toda actividad humana. Si el individuo adopta los patrones intelectuales de la reflexión filosófica básica entonces equivale a aguzar las facultades de su ser interior, de su intuición y de su raciocinio, con lo cual pueda dirigir su vida propia en el sentido cierto del ser adulto. A diferencia de la farsante adultez vivida por personas que, aun con cuerpos crecidos, insisten en fundar su vida en los espejismos impuestos por las tutelas mentales provenientes del pensamiento mítico-místico-mágico-dogmático-religioso.

Si bien este tipo de pensamiento mítico-místico-mágico-dogmático-religioso ha ocupado un lugar en la expresión humana a lo largo de la Historia, ya no provee lo necesario para sostener una cosmovisión para el individuo en la actualidad. No hay duda que ha servido para sostener las perspectivas caducas de muchas instituciones bajo el supuesto beneficio de orden y estructura social. Pero precisamente los términos reales, el saldo neto, de tal beneficio contrastado con la necesidad imperante de nuevas perspectivas es lo que confirma su patente caducidad.

Por ejemplo, hoy en día se perpetra el adoctrinamiento social por parte de Estados integristas y nacionalistas sobre sus ciudadanos para que sucumban sus poderes críticos personales ante la ilusión de control, de tranquilidad, de seguridad y de prosperidad que supuestamente emana de dicho Estado. Tal esquema no está lejos de aquel en una secta religiosa destructiva la cual pacta disimulados contubernios o ejerce un control paternalista sobre la información para el mayor beneficio de tan sólo unos cuantos mientras que al mismo tiempo se presenta como el gran benefactor de las masas. ¿Dígame usted, amable lector, si —por ejemplo— someter a la población bajo los pies del consumismo mientras los gobernantes se procuran una imagen pública muy respetable no se trata de un caso de tal esquema?

El caso de la religión —y vergonzosamente el caso particular de los cristianismos paternalistas donde se perpetua el intermediarismo de los prelados y ministros de culto— no es otro caso similar al anterior sino se trata del caso madre, progenitor, de múltiples casos hijo como lo es el caso del Estado arriba mencionado y el caso de instituciones y corporaciones que emulan la mentalidad religiosa oligárquica; pues la consideran una manera de conferirse poder para luego entregarlo como ofrenda al caso madre para que —según ellos— les asegure una posición privilegiada en el ámbito de lo sobrenatural.

Sin embargo, ese estado de cosas impide la resolución de problemas importantes en la sociedad pues quita de los individuos la responsabilidad de buscar y encontrar soluciones. La creencia que se propaga es que el Estado tiene todo bajo control, que las divinidades están siempre en control de todo cual tutor sobreprotector y perjudicial. Mientras que en realidad esto sólo beneficia la imagen de quien promulga tales ideas y que resulta en detrimento de quien las engulle pues podría obtener esperanza pero le aporta nada para obtener lo más de la buena vida —la vida adulta internamente hablando— aquí en la Tierra.

La actitud que desalienta el esclarecimiento de la raíz de un problema, la postura que entorpece tal esclarecimiento por parte del mismo individuo que tiene el problema, que lo hace abandonar la adquisición del conocimiento requerido para estar a la altura de dicho problema, la actitud de amedrentar a las personas para que no se planteen posibles soluciones y las pongan a prueba, es la actitud —como lo ha dicho Mario Bunge en su obra Epistemología— del fantasista y del charlatán quien promulga ideas pero al mismo tiempo dice que éstas no deben ser contrastadas, verificadas, cuestionadas, refutadas. Por el contrario, la postura que alienta la investigación individual es una que pone al miedo en su debido lugar, muy por debajo de la necesidad inherente al ser humano por buscar perennemente la verdad. Si la investigación filosófica y científica se puede caracterizar de forma simple entonces diremos que se trata de una disposición mental más que de un conjunto de reglas para resolver problemas.

La perpetuación de los efectos de la enajenación y del pensamiento débil no sólo es causada por ese tipo de Estados, o prelados y ministros de culto religioso, por supuesto que las personas mismas contribuyen gran parte de la causa para tan desventajoso estado interior. Somos las personas quienes preferimos sentir que estamos en lo correcto y que ya no es necesario ningún esfuerzo por seguir aprendiendo, para transformarse por medio del cuestionamiento y del desarrollo de la conciencia. Somos los individuos quienes nos llenamos de miedo ante lo que desconocemos y por tanto queremos aniquilarlo, denostarlo, o alejarlo de nosotros. ¿No es acaso eso el inicio del racismo y del sectarismo? ¿Cuál es nuestra reacción típica cuando se discute en serio la necesidad del ejercicio filosófico? ¿Nos atrae más el futbol o las últimas tendencias de la moda tal que hemos perdido o nunca supimos del goce por la reflexión filosófica? ¿Cuán conscientes somos de que lo más habitual en realidad es que estemos equivocados? ¿Tenemos el hábito de averiguar nuestro grado de ignorancia y nuestro nivel de analfabetismo?

Kenneth Boulding nos informa que el conocimiento aumenta no por la coincidencia de las imágenes mentales con la realidad —lo cual es imposible—, esto es, no por la percepción directa de la verdad, sino por una predisposición implacable hacia la percepción del error. Esto es tan verdadero para el conocimiento popular como lo es para la ciencia.

A continuación un par de textos para estimular la reflexión y el análisis crítico. El primero contiene reflexiones acerca del valor de pensar por uno mismo: Su siguiente transformación. El segundo es la traducción de un comunicado de prensa de un movimiento con propuestas para reflexionar: En respuesta al derrame de petróleo en el Golfo de México.

Thursday, May 13, 2010

Su siguiente transformación

El cambio de mentalidad implicado como parte de las conversiones al cristianismo en los textos neotestamentarios —pongamos por caso— parece contar con un significado dramático, como si tratase de un suceso catastrófico en el rumbo de la vida del convertido. En el sentido de que nada vuelve a ser lo mismo para ese individuo después de tomar cierta autoconsciencia que le hace cambiar sus perspectivas, opiniones y creencias, como para decidir nunca más regresar a ellas. Diríamos que el convertido ha quemado las naves detrás suyo.

¿Qué fue lo que pensaron y experimentaron tales personas? ¿Qué puede provocar tan disruptivo cambio de rumbo? ¿Qué amerita un cambio tan radical en la manera de pensar y de vivir? ¿Cómo se relaciona un despertar así con el desarrollo del estado de conciencia personal?

Por supuesto que mantener haciéndose esas preguntas, investigando en la Soteriología, en la antropología filosófica, y en el vasto material de estudio serio de textos antiguos —de la Biblia en este caso—, es lo que es apropiado hacer para el interesado en aprender del pasado. Para el que no está interesado en la transformación personal, para el que dichas preguntas y estudio representa algo aburrido, o para el que observa en el tema la oportunidad para el adoctrinamiento religioso y la enajenación de masas, para ese, le tengo algunos puntos por los que pienso su posición representa, en una vista de conjunto, la posición de personas cuyo pensamiento es en gran medida la causa del estado de la humanidad y del planeta hoy en día. Como individuo vale y merece el respeto debido por ser persona, pero sus opiniones y su conducta, esas si son sujetas de mi más severa y ríspida crítica así como anhelo que lo sean las mías.

Por ejemplo, ¿qué opinión merecen los responsables, directos e indirectos —ahí ya estamos la mayoría de los adultos vivos hoy en día—, del derrame petrolero en el Golfo de México y de las graves consecuencias ambientales? Sabemos que el petróleo no es fuente renovable de energía y no hacemos mucho que digamos al respecto, seguimos aspirando poseer una vida llega de productos del petróleo, seguimos demandándolos.

Recorrer la vida puede asemejarse a navegar o explorar terrenos y provincias de diversa extensión, todas parte de un vasto e inagotable territorio. La analogía se sostiene para quien gusta del aprendizaje constante, del cuestionar y revisar lo sólido o lo endeble de nuestras propias ideas, del ejercicio filosófico en pocas palabras. En contraste con asentarse en un solo lugar, para dominio y expansión de una sola perspectiva de la vida, para perpetuar una sola versión de la realidad, para aniquilar toda diversidad que no se ajuste a dicha versión dominante. Esta parte de la analogía podría sostenerse para quien insiste en negar el carácter racional y curioso de todo ser humano, o trata de limitarlo para que no afecte sus intereses partidistas o nacionalistas.

Los intereses partidistas, de naturaleza religiosa, política, o sectaria en general, representan la ceguera por la cual la especie humana no parece fundar muchas esperanzas de permanecer en este planeta. Sólo contamos con una Tierra, aquellos que sólo la quieren para sí terminarán provocando que no quede para nadie. Podrán decir: “¡Ganamos, vencimos sobre los demás!” tan sólo para voltear y ver que no quedó nada ¡pero lograron su victoria pírrica! Estúpidos. Por favor no me malinterprete, amable lector, no tengo intensión de ofender, me refiero al estado mental referido por la palabra, estado que yo mismo comparto.

Como ser humano vivo, es usted corresponsable del destino de este planeta. Se requieren cambios expeditos. Las contribuciones a la solución son diversas. ¿Qué tal empezar por transformarse usted mismo? ¿No le parece que le sentaría bien una nueva mentalidad, así como cuando pensamos en estrenar un nuevo automóvil?

Una clave indispensable siempre ha estado en sus manos, es la educación. Pero no me refiero a la farsa representada por los sistemas escolarizados de hoy en día, que promueven el falaz supuesto de la jerarquización debida a los grados académicos. En contraste, ya lo dijo Hans-Georg Gadamer: educación es educarse. Educación es transformación personal. ¿Es usted una persona educada? Es decir, ¿es usted una persona que se está educando a sí misma? ¿Transformando su mentalidad periódicamente? ¿Cuándo fue la última vez que se buscó una transformación como la mencionada en los textos neotestamentarios? No me refiero al desatino que han perpetuado las instituciones religiosas cristianas durante siglos —e instituciones religiosas dogmáticas en general— que han asumido que la religión trata de adoctrinamiento y paternalismo, por el contrario, me refiero al sentido último de la educación, que consiste en el desarrollo de sus facultades como persona. Buscar educarse, poniendo límites al error propio, es en sí mismo una aportación importante a la sociedad. El hábito de la transformación personal —es decir, la educación— es tan vital como el hábito de asearse periódicamente. El ejercicio filosófico a nivel individual resulta necesario como parte de dicho hábito:

“La meta principal de la educación es ayudar a los individuos a ser capaces de realizar cosas nuevas, no simplemente repetir lo que han hecho otras generaciones; sino individuos que sean creativos, inventivos y descubridores, que puedan ser críticos y verificar, y no aceptar, todo lo que se les ofrece” —Jean Piaget

La trasformación mundial requerida, ver Apagar el sistema actual y encender uno nuevo, se fundamenta en la transformación a nivel individual, ver ¿Cómo empezar de nuevo?, pues es a través del pensamiento individual —a diferencia del pensamiento grupal (groupthinking)— que los dogmas y los Establishments pueden encontrar un alto y así sus efectos mantenerse contenidos en el ámbito de lo trivial, donde por seguridad mundial deben permanecer.

Las transformaciones a nivel individual que estimula el ejercicio filosófico suelen incluir el análisis crítico de nuestra situación como realmente es —a diferencia de la situación como queremos verla producto del pensamiento mítico-mágico-místico-religioso-dogmático— y sólo así hay posibilidad de contar con alternativas y propuestas que estén a la altura del problema y de la solución. El análisis crítico es precisamente lo que se necesita para pensar acerca de propuestas como las del actual Movimiento Zeitgeist, por ejemplo esta: En respuesta al derrame de petróleo en el Golfo de México.

En respuesta al derrame de petróleo en el Golfo de México

Traducción de un reciente comunicado por parte del grupo responsable del Movimiento Zeitgeist:

TZM Sala de prensa: “En respuesta al derrame de petróleo en el Golfo de México”

—Para publicación inmediata—

www.thezeitgeistmovement.com

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(Venus, Florida- Mayo 12, 2010) En la costa del Golfo de los Estados Unidos (sic) el impacto ahora cunde entre millones de ciudadanos estadounidenses al ahora darnos cuenta de la verdadera magnitud de los daños causados por nuestro deseo para obtener combustibles fósiles, obsoletos y peligrosos, y nuestra perpetuación de una sociedad monetaria mundial obsoleta, donde la conclusión siempre ha sido ganancias a cualquier costo, ya sea humano o ambiental. Es tiempo de una solución viable que haga frente a un sistema prediseñado para su propia destrucción.

Es con esa muy lamentable introducción que nosotros, el Movimiento Zeitgeist, ahora debemos entrar en la conversación internacional para expresar la necesidad de un verdadero cambio. Esa idea no es un lema chovinista ideado por un grupo de enfoque, sino el deseo evidente de la opinión pública para una transición significativa del legado destructivo, del peso de nuestros errores del pasado como una civilización inmadura. Sólo tenemos una Tierra; no hay aquí ningún botón de reinicio.

Debemos romper con nuestras ideologías establecidas que han impedido el progreso. Poner fin a la política de la doble moral, la estratificación económica y las falsas divisiones es clave para superar nuestra aparente esclavitud histórica que dice que el futuro prometido debe seguir siendo un sueño esquivo. Debemos ahora reconsiderar nuestra sociedad y superar aquellas partes que han servido para paralizarnos.

Al viernes, 30 de abril, se informó por CBS News (Estados Unidos) que el derrame se había extendido cubriendo 2,100 millas cuadradas y continua todavía a una velocidad de hasta 5,000 barriles (210,000 galones) al día. Al día de hoy, no ha habido ningún progreso en detener esta catástrofe. Esto no tenía que suceder. Sucedió porque seguimos utilizando una tecnología obsoleta en aras de mantener un rentable Establishment. Un Establishment que perpetúa la gran desigualdad en sus salarios para sus empleados frente a sus propietarios principales, destruye los ecosistemas frágiles y vitales y contamina nuestro aire.

Es momento para un cambio real, no para promesas vacías. Ninguna cantidad de socialismo o ideología de libre mercado nos salvará de nosotros mismos, es necesario que haya una fundamental re-escritura de lo que creemos saber, para lograr una empresa humana sostenible.

Nuestra generación ha soportado y ha visto cómo nuestro planeta ha sido violado y saqueado, pero no hacemos nada. Nuestra generación ha soportado y visto como nuestro gobierno ha rescatado financieramente a precisamente las personas que crearon esta crisis económica, pero no hacemos nada. Nuestra generación ha soportado y visto como nuestros derechos nos han sido despojados, y sin embargo no hacemos nada. Nuestra generación ha soportado y visto como nos han sido entregados los problemas de las innumerables generaciones antes de nosotros y nos estamos preparando para hacerle lo mismo a la próxima generación, y sin embargo no hacemos nada.

Seamos la primera generación en entregar soluciones a nuestros hijos y a nuestros nietos. Pero nosotros no podemos hacerlo solos. Debemos romper las barreras que hemos creado entre nosotros. Necesitamos de todos ustedes, hasta el último, para decir basta a una sola voz. No como estadounidenses o rusos, cristianos o musulmanes, sino como padres, madres, hermanos y hermanas. Permitámonos destruir las líneas entre nosotros y trabajar para crear un mundo donde nuestros hijos estén realmente seguros y sean libres. Permitámonos crear un mundo donde podamos decir a nuestros hijos que pueden ser y hacer lo que deseen en su corazón, y saber profundamente que le estamos diciendo la verdad. Permitamos que suceda en nuestra generación.

Tenemos las herramientas, tenemos el conocimiento, contamos con la tecnología. Es hora de hacer la transición a un mundo, a una economía y a un futuro que todos merecemos independientemente de ubicación geográfica o disposición económica. En tanto dependamos de sistemas heredados definidos con una mentalidad del siglo XIX, todo lo que lograremos es desgastarnos mientras que un desfile de desastres ecológicos y económicos nos visita una y otra vez. Es el momento de desconectar esta farsa porque como usted sabrá, hay una mejor manera.

Nosotros, los representantes del Movimiento Zeitgeist, lo contactamos a usted para que podamos trabajar juntos para hacer lo que debe hacerse. Cada hombre, mujer y niño tiene una voz, pero juntos podemos crear una sola voz tan ensordecedora que no habrá más remedio que escuchar. Pero se le requiere. Se le requiere para abandonar nociones preconcebidas que le han sido dichas acerca de "cómo son las cosas en el mundo real" como si esa fuera la única manera, ¡porque no lo es! Nuestra mentalidad ya no nos sostendrá. Podemos o seguir en nuestro castillo de naipes que hemos construido y verlo colapsarse a nuestro alrededor, o podemos, a través de lo mejor que nuestra sociedad tiene por ofrecer, empezar a construir una sociedad estable, próspera y madura, para que el derrame de petróleo en la costa del Golfo, el Exxon Valdez y muchos otros sean nada más que una nota vergonzosa en la historia.

La elección es suya.
www.thezeitgeistmovement.com

—FINAL—

El anterior comunicado de prensa fue creado por el equipo de comunicación del Movimiento Zeitgeist y se alienta para que sea difundido a cualquiera y a todo el mundo.

Monday, May 03, 2010

¿Qué es el sentido crítico débil?

Al considerar alguna cuestión en un tema que tenga especial importancia personal, digamos, la justicia, la niñez, la libertad, la religión, la salud, la ciencia, etcétera, solemos estar listos a defender nuestra posición, probablemente por buenas razones. Incluso podríamos estar preparados con las herramientas de la lógica y la retórica para defender dicha posición, pero si no partimos de la intención de evaluar nuestra posición, no podemos decir que estamos aplicando el pensamiento crítico en su sentido completo. El uso parcial del pensamiento crítico se le ha llamado sentido crítico débil. ¿Por qué débil? Pues porque es un pensamiento despreocupado del avance hacia la virtud o la verdad —lo cual es una búsqueda sin fin—. Su propósito parece ser el resistir o aniquilar opiniones y razonamientos diferentes al propio. Un sentido crítico débil concibe a la dominación y a la victoria sobre quienes desacuerdan como su objetivo último. Por eso echa por tierra aspectos esenciales del sentido crítico completo, como lo son el ímpetu progresivo y de desarrollo continuo del potencial humano.

El pensamiento crítico completo requiere ser aplicado a toda afirmación de conocimiento, incluyendo las nuestras. La manera de protegernos contra el autoengaño y el conformismo es por medio de evaluar críticamente nuestras propias ideas y las bases sobre las que partimos. El riesgo de cometer graves errores aumenta al tomar el camino fácil y “práctico” de mantenerse en las creencias populares que muchos adoptan sin suficientes bases. El pensamiento crítico completo puede ayudar a disminuir o evitar dicho riesgo.

La humanidad ya ha sido advertida, desde hace mucho tiempo, de lo vano de un conjunto de opiniones acumuladas sin la ayuda del pensamiento crítico completo:

“Aquel que sólo conoce su lado de un caso conoce muy poco de dicho caso. Sus razones pueden haber sido buenas, y nadie puede haber sido capaz de refutarlas. Pero si él mismo es igualmente incapaz de refutar sus razones desde el lado opuesto entonces no tiene justificación para preferir ninguno de los dos lados” —John Stuart Mill

Si hacemos un buen trabajo de pensar críticamente, con toda su amplitud, tenemos la oportunidad de entender diversas alternativas sobre un asunto y, después de evaluarlas, podríamos elegir la que más represente la autenticidad de nuestro ser. De una elección así es que puede uno sentirse orgulloso.

Saturday, May 01, 2010

El estado desinformado

Reflexionando acerca de las bases del conocimiento tanto en epistemología como en gnoseología, en mi texto: Lo que comparto con Richard Dawkins... menciono dos de las posiciones típicas en el debate acerca de la religión: el teísmo y el ateísmo. Ambas posiciones aseguran saber algo con certeza, y, si se considera tan sólo la superficie del debate, se podría pensar que ese algo se refiere al mismo tema y por tanto sólo una posición puede ser la correcta.

De ser así —una sola posición correcta en la superficie del debate— las implicaciones y consecuencias no resultan triviales para ninguna de las partes ni para los observadores del debate. Por tanto, el asegurar saber algo con certeza requiere presentar mucho más que un apelativo emocional, mucho más que los deseos de tener razón. Por el contrario, proclamarse poseedor de un conocimiento requiere algo que considere, en forma satisfactoria, precisamente esas implicaciones y consecuencias. De otro modo, si dicho conocimiento no explica los casos relevantes, en realidad no está explicando nada y estaría en duda si en realidad se trata de conocimiento. Por ejemplo, el sostener con certeza la existencia de divinidades omniscientes, omnipotentes, omnipresentes y omnibenevolentes no podría quedar justificado si no se presenta también una explicación, por ejemplo, al caso del problema irresoluto del sufrimiento incoherente, especialmente en niñas inocentes. Sin dicha justificación no se puede aceptar tal afirmación de conocimiento, a menos que se reformule la afirmación por una que sólo afirme lo que se pueda justificar, que para el ejemplo podría ser abandonar la afirmación de omnibenevolencia, no sin generar nuevos problemas ante las implicaciones y consecuencias de la nueva afirmación de conocimiento. Ahora, ¿cuál podría ser el carácter de tales divinidades ante las condiciones derivadas de la nueva afirmación? Se podrá comprender el porqué de lo intrincado que resultan los argumentos que buscan sostener tales afirmaciones y el porqué de lo arduo, e intenso, de estos debates en el pasado, y en el futuro.

Ese debate, por supuesto, tiene su contexto, por el cual no siempre está claro quién pertenece a cuál lado del debate. Por ejemplo, un ateo niega la existencia de una divinidad, por lo que todo aquel que niegue, digamos, la existencia de Zeus, es ateo con respecto a esa divinidad. Claro, ahora algunos dirán saber con certeza que no hay tal Zeus y que ya no hay nadie que defienda su existencia. Pero entonces tanto el ateísmo y el teísmo parecen ser una condición circunstancial y relativa al ambiente cultural del debate. Hoy en día hay quien dice saber con certeza acerca de la existencia de cierta divinidad y, con la misma certeza, declararse ateo con respecto a las demás divinidades, mismas divinidades que son defendidas de igual manera por otros que también se declaran paladines consumados del teísmo.

La credulidad ciega parece ser un común denominador, tanto en el teísmo desinformado como en el ateísmo desinformado. Por lo que ese estado desinformado, la falta de consciencia, las tinieblas intelectuales, el analfabetismo filosófico, son la causa de una religiosidad obsesionada por erigir y glorificar tótems —sean estos divinidades, personajes, o imágenes distorsionadas de la misma ciencia— que ofrezcan la ilusión de trascendencia, de resultados asombrosos, o la ilusión pueril de tener siempre la razón.