¿Qué es el sentido crítico débil?
Al considerar alguna cuestión en un tema que tenga especial importancia personal, digamos, la justicia, la niñez, la libertad, la religión, la salud, la ciencia, etcétera, solemos estar listos a defender nuestra posición, probablemente por buenas razones. Incluso podríamos estar preparados con las herramientas de la lógica y la retórica para defender dicha posición, pero si no partimos de la intención de evaluar nuestra posición, no podemos decir que estamos aplicando el pensamiento crítico en su sentido completo. El uso parcial del pensamiento crítico se le ha llamado sentido crítico débil. ¿Por qué débil? Pues porque es un pensamiento despreocupado del avance hacia la virtud o la verdad —lo cual es una búsqueda sin fin—. Su propósito parece ser el resistir o aniquilar opiniones y razonamientos diferentes al propio. Un sentido crítico débil concibe a la dominación y a la victoria sobre quienes desacuerdan como su objetivo último. Por eso echa por tierra aspectos esenciales del sentido crítico completo, como lo son el ímpetu progresivo y de desarrollo continuo del potencial humano.
El pensamiento crítico completo requiere ser aplicado a toda afirmación de conocimiento, incluyendo las nuestras. La manera de protegernos contra el autoengaño y el conformismo es por medio de evaluar críticamente nuestras propias ideas y las bases sobre las que partimos. El riesgo de cometer graves errores aumenta al tomar el camino fácil y “práctico” de mantenerse en las creencias populares que muchos adoptan sin suficientes bases. El pensamiento crítico completo puede ayudar a disminuir o evitar dicho riesgo.
La humanidad ya ha sido advertida, desde hace mucho tiempo, de lo vano de un conjunto de opiniones acumuladas sin la ayuda del pensamiento crítico completo:
“Aquel que sólo conoce su lado de un caso conoce muy poco de dicho caso. Sus razones pueden haber sido buenas, y nadie puede haber sido capaz de refutarlas. Pero si él mismo es igualmente incapaz de refutar sus razones desde el lado opuesto entonces no tiene justificación para preferir ninguno de los dos lados” —John Stuart Mill
Si hacemos un buen trabajo de pensar críticamente, con toda su amplitud, tenemos la oportunidad de entender diversas alternativas sobre un asunto y, después de evaluarlas, podríamos elegir la que más represente la autenticidad de nuestro ser. De una elección así es que puede uno sentirse orgulloso.
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