Maestros y aprendices
Pienso que la argumentación y el debate son excelentes vehículos para una búsqueda cooperativa de la verdad, pues yo no soy el poseedor único de la verdad. Yo reconozco que la cantidad de conocimiento confiable que tengo de la Biblia es casi nulo, por lo que desde hace algún tiempo he estado buscando estudiar la Biblia como es propio estudiar ese tipo de textos antiguos. De hecho, ahora considero que cometí un grave error en el pasado al adoptar una visión paternalista y dogmática al “sentir que estaba en la verdad” o que “conocía la Biblia” y que estaba haciendo algo positivo al adoctrinar a personas en un sistema de creencias en particular.
Yo en realidad no conozco mucho de la Biblia, ni de otros temas fundamentales para el desarrollo de una persona en la vida contemporánea. Por lo cual, ahora trato de involucrarme, tanto con vivos como con muertos, en los debates en la Historia para irme poniendo al tanto de las argumentaciones y el estado del debate en muchos campos de los cuales he sido un completo analfabeta e ignorante. En lugar de estar diciendo que “sé” y puedo “enseñar” a otros, por el contrario, busco ser yo mismo un aprendiz que está intentando no recaer en mis errores del pasado, sino en otros, para seguir aprendiendo.
Definitivamente trato de identificar a quien —vivo o muerto— tenga esa actitud de aprendiz, de esos aprendo mucho. Una pauta de lectura de dos libros por mes, en los diversos temas indispensables para una persona viva en la actualidad, parece que ya no está siendo suficiente.
Las relaciones maestro-discípulo han sido una de las tradiciones en la Historia de la divulgación tanto de destreza como de conocimiento en las artes y en las ciencias, pero no veo cómo pueda florecer en un ambiente dogmático y paternalista. Por lo que busco mis maestros en los aprendices que mencioné en párrafos anteriores.
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