¿Justicia, misericordia?
¿Qué es la justicia? ¿Qué es la misericordia? En la Historia de la humanidad podemos encontrar a muchos que han intentado dar respuesta a tales preguntas. Ha habido respuestas muy concretas aplicables a situaciones muy particulares. La narración del Buen Samaritano en el Nuevo Testamento es un ejemplo clásico en la literatura antigua. Así como lo es el caso de la sentencia de dividir al bebé que se disputaban dos madres en la biblia hebrea —el cual no parece ser una lección de justicia, sino de perspicacia; a pesar que el texto dice explícitamente que la lección es de justicia—. Otros muchos textos en la literatura religiosa —incluyendo el Corán— y en la literatura clásica aportan sus perspectivas y pueden dar clara cuenta de la variedad con la que se ha intentado responder a preguntas cuyo contenido es tan amplio. La variedad ha sido tal que, incluso, hay quien ha dicho que no se puede hablar de tales conceptos tan abstractos y que es mejor callar al respecto.
Probablemente en todo esto hay también un mensaje implícito, a saber, que el punto es no dejar de preguntarse. ¿Eso está de locos? Pues muchos de aquellos que se han atrevido a cuestionar las ideas de su tiempo ciertamente han sido tildados de locos, y muchos de ellos han caído en manos de los inquisidores de su época, quienes estaban absolutamente convencidos de que sus acciones eran las más justas. Tarde es cuando dichos inquisidores se dan cuenta que han cometido un muy grave error. En la mayoría de los casos estos inquisidores nunca llegan a considerar la posibilidad de que se equivocaron al saltar demasiado rápido hacia sus conclusiones.
Tengo más que decir al respecto del preguntar, del cuestionar y de la locura en: El pensador crítico y la locura.
También tengo unos apuntes para reflexionar acerca de la justicia y la inquisición hoy en día en: Inquisidores modernos.
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