Marco A. Dorantes

Este es uno de mis primeros blogs* (aquí hay una lista de mis blogs sobre temas de mi interés).
Además, mis aportaciones en un seminario de introducción a la Filosofía.
*blog es una contracción de weblog: un diario o bitácora pública como medio de expresión personal.

Saturday, December 08, 2007

¿Por qué me interesan los aspectos teóricos y prácticos de la ciencia, teología, y filosofía?

Responderé en forma resumida pues el argumento completo lo desarrollaré en un escrito diferente.

La grandeza de Dios Padre, Su poder y esplendor, me han cautivado a lo largo de ya casi diecisiete años y medio en mi intento por seguir a Su Hijo Jesucristo, quien con Su amor y entrega inconmensurables me dio la oportunidad de tener comunión eterna; la respuesta armónica con tan grande amor sólo podría ser personal, la decisión personal de preferir a Dios, de buscar Su compañía, de averiguar Sus enseñanzas, de aprender de Él, de llegar a amarlo cada vez más, y más profundamente cada vez. Conservo un gran respeto y admiración por cada persona que ha tomado continua y consistentemente dicha decisión, no solamente entre los miembros de alguna comunidad cristiana en particular, pero también por las personas en la historia de la humanidad que también lo han hecho. Como parte de esta respuesta al amor de Dios, me he podido dar cuenta de la necesidad de renovación constante de mi persona, que la conversión inicial sólo es la primera de repetidas y periódicas conversiones a lo largo de la vida, de índole diversa cada una pero mayores en grado. A manera de ilustración: ¿Cómo podría mi estado de conciencia de hace algún tiempo ser el mismo que en la actualidad y al mismo tiempo decir que mi fe ha crecido?

Por otro lado, también es cierto que —como se observa en la propia historia de la humanidad— soy propenso al error en general y particularmente propenso a la permanente propagación del mismo; en parte debido a cierta necesidad por la estabilidad. Por lo que requiero un proceso explícito de adopción del hábito para renovarme a mí mismo. Esto también es una decisión enteramente personal. Un efecto de cada conversión o transformación es una nueva consciencia por la cual me doy cuenta de algo que previamente no existía para mí, por lo que un elemento necesario y fundamental en este proceso son las herramientas básicas para el aprendizaje. Desafortunadamente, eso no forma parte de la manera en que he sido educado desde pequeño y ahora como adulto me he encontrado en un predicamento al querer mantener mi decisión por seguir al mismo Jesús El Cristo de hace 2000 años, pues no cuento en mi interior con las herramientas básicas para hacerlo a largo plazo. La inercia del pensamiento religioso a mi alrededor es muy fuerte, sus efectos se pueden ver diseminados por diversas áreas de la sociedad moderna, he sido adoctrinado en un patrón común donde ya no es práctico hacer uso de mi propia razón, donde ya no es necesario que me esfuerce en pensar pues ya alguien más lo ha hecho por mí, “¿Para qué re-inventar la rueda?” reza el dicho inconsciente. El resultado es que se me ha dicho qué es lo que tengo que creer, qué es lo que tengo que hacer, qué es lo que tengo que pensar, y así podré ajustarme, ser adecuado y mantenerme en algún sistema de valores arbitrario del cual nunca estaré consciente pues solamente creo que sirvo a un propósito superior que justifica todos los medios.

Dadas así las cosas, he observado la necesidad en mí de procurarme esas herramientas básicas del aprendizaje que Dios ha puesto en cada ser humano las cuales me pueden servir para mis planes y propósitos dentro de mi respuesta al amor de Dios; que si bien esas herramientas permanecieron en estado latente, son siempre susceptibles de desarrollarse. En este punto —finalmente— llego a la motivación del porqué considero que sería útil ofrecer estudios fundamentales en filosofía, ciencia, y teología para cualquier persona interesada, y es para servir a mi prójimo, asistiéndole en esa procuración de sus herramientas básicas del aprendizaje que por sí mismo haya decidido emprender.

He observado y escuchado en algunos sermones en la Iglesia e información que viene de figuras de autoridad en la sociedad en general patrones similares donde el orador probablemente tiene buenas intenciones —y de hecho usualmente las intenciones son impecables— pero no está consciente de las implicaciones de lo que está diciendo, las cuales tienen más probabilidad de producir precisamente el efecto que quiere evitar.

Lo voy a ilustrar con una historia trivial: “Hubo una época en el Estado de Durango cuando la cantidad de alacranes cerca de las personas llegó a ser alarmante, como medida de erradicación y en su infinita sabiduría el gobierno del Estado anunció que toda persona que presentará en el ayuntamiento de la ciudad un alacrán muerto, recibiría una moneda de a peso a cambio. La sorpresa fue grande cuando el efecto producido por tan anuncio fue que las personas empezaron a criar alacranes como una entrada adicional en la economía familiar.”