Marco A. Dorantes

Este es uno de mis primeros blogs* (aquí hay una lista de mis blogs sobre temas de mi interés).
Además, mis aportaciones en un seminario de introducción a la Filosofía.
*blog es una contracción de weblog: un diario o bitácora pública como medio de expresión personal.

Monday, August 08, 2011

¿Para qué leer?

“Nada enriquece tanto los sentidos, la sensibilidad, los deseos humanos, como la lectura. Estoy completamente convencido de que una persona que lee, y que lee bien, disfruta muchísimo mejor de la vida, aunque también es una persona que tiene más problemas frente al mundo”Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010

Sospecho que leer bien incluye el ejercicio de las habilidades superiores de lectura más allá de la lectura básica: lectura exploratoria, lectura de comprensión, lectura crítica y, lectura sintópica. Sospecho que saber leer bien un texto, o los sucesos de la vida, implica una mejor capacidad para interpretar la realidad: ¿Es importante saber leer?

Además, sospecho que leer bien no es igual a leer más información pues más información no es igual a más conocimiento: ¿Infoadicción?

Discurso de Mario Vargas Llosa al recibir el Premio Nobel de Literatura 2010





Tuesday, August 02, 2011

¿Acción íntegra?

Algunos humanos buscan la libertad y aceptan la aplastante responsabilidad que conlleva esa búsqueda; aun cuando sea inevitable vivir en una recurrente náusea. Otros prefieren dejar de lado ese grado de libertad y mejor someterse a las jerarquías de valores preestablecidos e imperantes en la sociedad. En todo caso el humano está condenado a escoger su tipo de libertad, «el hombre está condenado a ser libre» acusa Jean-Paul Sartre. No puede no elegir pues el humano es libertad, es posibilidad, es materia prima en bruto. Pero los padres y adultos en general parecen elegir por los niños y moldearlos en niños católicos, niños musulmanes, niños ingleses o mexicanos, de izquierda o derecha política, de tal o cual equipo de futbol o institución deportiva, etc. La niñez después se enterará de que es parte de alguna o varias de estas sectas. En algunas ocasiones, ya con determinada edad, se abandonará ciegamente a tales sectarismos y fanatismos que enarbolan banderas de lealtad y de patriotismo.

La defensa apasionada y desmedida de una sola perspectiva o sectarismo suele tener efectos contrarios a las intenciones originales. Por ejemplo algunas revoluciones sociales cuyo cambio consistió en trasladar el poder de una pequeña elite a otra igualmente pequeña elite mientras que la mayoría quedó en condiciones sociales similares a las que tenía antes de la supuesta “revolución”. Por lo que una pregunta me parece pertinente: ¿por qué la tendencia de fervor ciego por el pensamiento sectario?

Sospecho que tal tendencia es también producto del acondicionamiento sociocultural imperante desde la niñez. Para entender las preguntas humanas es necesario entender primero su cultura. Pero ¿será posible una acción no fragmentaria, no impuesta por una cultura particular? ¿Será posible una acción global e íntegra?

Hay quien advierte que para aspirar a tal acción hay que primero aprender a detener el pensamiento, el cual está en continuo movimiento; y una vez detenido, entonces ahí observar en silencio –es decir sin juicio ni análisis. ¿Observar qué? Observar mi apego a los valores, ideas e ideales que provienen de ese pensamiento culturalmente condicionado por un sectarismo doctrinal (nacionalismos, partidismos políticos, económicos, religiosos, etc.). Al observar mi acondicionamiento sociocultural —mis apegos— tal como realmente es, sin la inercia del pensamiento impuesto por la misma cultura, entonces sería el inicio de una acción no fragmentaria e íntegra basada en esa observación no condicionada.

Claro, decirlo es mucho más fácil que hacerlo. Al interrogar a quienes advierten lo anterior, acerca del cómo lograr esa observación sin pensamiento o sin condicionamiento, me han contestado que sucede paulatinamente, a medida que cada uno desarrolle su práctica de contemplación interna. De eso entendí, por primera vez en mi vida, un uso concreto de la meditación: con la meditación se intenta disminuir o eliminar la agitación de las aguas mentales y poner la mente en calma, en silencio, para alcanzar una claridad mental que podría permitir llevar a cabo esa observación no condicionada.

Dado que incluso el Humanismo secular tiene como fuente de inspiración al Confucianismo, y otras prácticas orientales, habrá entonces que entender más de todo este asunto. Pero no como forma de religión institucionalizada sino como medio para una mejor y más variada auto-crítica.

La facultad crítica —no la vulgar murmuración, claro— aplicada despiadadamente a uno mismo es también la razón por la cual la discusión y el debate son para mí tan importantes. Pues son una oportunidad para conocerme a través de los demás, y de observarme. Esa auto-observación, ese volcar la observación hacia uno mismo —la reflexión—, es por lo que me llama la atención ese asunto de la meditación como medio para observar mejor a mí mismo y aspirar a la acción íntegra, no fragmentaria, global.

Una vez más la realidad asoma su irónica faz al caer en cuenta que aplicar el pensamiento crítico a los sectarismos es un medio no sólo para denostarlos sino también para lograr los efectos buscados desde las buenas intenciones que pudiesen haber tenido de origen. En este segundo sentido una notable mexicana hace el siguiente llamado:

Llamado a hablar mal de México por Denise Dresser.



Actualización 07-Agosto-2016: Recién recordé que hace cinco años publiqué esta nota con título «¿Acción íntegra?». La interrogación en el título se debió entonces –como aún hoy me ocurre con frecuencia– a mi recelo ante una posible pretensión desatinada del modo indicativo en temas complejos y muy resbaladizos; e.g., lo sociopolítico.

Elegí entonces la palabra ‘integra’ para referir ‘amplio’ o lo contrario a un sesgo excesivo. Hoy, para alejar esa nota de cualquier forma de integrismo, quizá cambiaría su título por «Acción meditada» —pues la nota propone una forma de meditación para lograr miras más amplias que guíen una mejor acción personal.

Monday, August 01, 2011

¿Infoadicción?

En mi búsqueda personal por escapar del analfabetismo científico y filosófico —asumo que tal búsqueda no está destinada al fracaso por tener tullido el cerebro debido a los dogmatismos imperantes desde mi infancia— observo al ejercicio de la filosofía tecnológica como un paso necesario no sólo para analizar mejor el propósito del avance tecnológico sino también para pensar acerca de las desventajas de esas creaciones en la sociedad. Sospecho que para desarrollar esa observación más allá de un simple apunte se requiere precisamente de las destrezas intelectuales que están ausentes por causa del analfabetismo científico y filosófico.

Con la materia y la forma del conocimiento provisto por la filosofía de la tecnología se disciernen cuestiones relacionadas con el papel que los productos de la técnica pueden o deben jugar con respecto a los propósitos humanos. Por ejemplo, ¿el desarrollo tecnológico debe obedecer principalmente a intereses económicos o debe obedecer primero al desarrollo holístico del humano? ¿Cómo debe modificar nuestra conducta una observación como la de Nicholas Carr en su publicación acerca de los efectos de Internet sobre nuestra capacidad de concentrarnos profundamente y ser capaces de mantener nuestra atención en el desarrollo de un tema relevante? (ver: «Internet erosiona el pensamiento profundo»). Antes que Carr, ya Mario Bunge, en su colección de ensayos ¿Qué es filosofar científicamente? Y otros ensayos, ha advertido de lo pernicioso de la infoadicción. Ya hemos sido avisados: más información no es igual a más conocimiento.

¿Es acaso la infoadicción informática —en especial con el uso desenfrenado y adictivo de la información en Internet— la manera contemporánea de exacerbar la vulgar práctica del chismorreo? ¿Cuáles son las implicaciones de confundir conocimiento con información? ¿Es cierto que los infoadictos —que no aficionados al conocimiento— rara vez leen libros relevantes completos? ¿Los infoadictos presentan el síndrome de abstinencia al no estar conectados a Internet? ¿Y que están confundidos en el uso de la computadora no sólo como auxiliar mental sino como substituto? ¿Es la infoadicción el tropezón que está frenando la promesa de la aldea global que Internet supuestamente ayudaría a construir? ¿Son las crecientes diferencias en el uso de Internet —con las cuales sólo algunos tienen la pericia y los recursos para obtener algo provechoso de la red mientras que otros tan sólo se quedan con la versión adictiva del chismorreo informático— las que están frenando la idea de que el uso generalizado de computadoras abolirá la pobreza y perfeccionará la democracia?

Por supuesto, las herramientas tecnológicas, y herramientas en general, suelen presentar un doble filo. Además, un cierto grado de adultez suele ser requerido para identificar las ventajas y para hacerse consciente de las desventajas en el uso y abuso de tales herramientas. En tanto sea para mejorar, para enriquecer la buena vida, las herramientas pueden ser benignas. Pero claro que la definición de «buena vida» depende principalmente de la destreza del individuo para interpretar la realidad. Pues de eso depende si elaborará una interpretación profunda o perderá su tiempo en lo superficial y en lo banal. Aquí también la fe ciega o la irreflexiva obediencia a las tendencias mercantilistas representan lo negativo, en este caso, de la tecnología. Por eso es relevante reflexionar sobre lo que apunta Mario Bunge: “...si lo nuevo es ambivalente, como es el caso de todo lo informático, se impone usarlo con inteligencia, moderación y responsabilidad social”, como cualquier otra herramienta. La tecnofilia ciega es tan peligrosa como la tecnofobia del cavernícola. Por lo que una simbiosis del pensamiento humanista y del pensamiento tecnológico es algo que requiere atención de parte de los adultos.