Marco A. Dorantes

Este es uno de mis primeros blogs* (aquí hay una lista de mis blogs sobre temas de mi interés).
Además, mis aportaciones en un seminario de introducción a la Filosofía.
*blog es una contracción de weblog: un diario o bitácora pública como medio de expresión personal.

Tuesday, August 02, 2011

¿Acción íntegra?

Algunos humanos buscan la libertad y aceptan la aplastante responsabilidad que conlleva esa búsqueda; aun cuando sea inevitable vivir en una recurrente náusea. Otros prefieren dejar de lado ese grado de libertad y mejor someterse a las jerarquías de valores preestablecidos e imperantes en la sociedad. En todo caso el humano está condenado a escoger su tipo de libertad, «el hombre está condenado a ser libre» acusa Jean-Paul Sartre. No puede no elegir pues el humano es libertad, es posibilidad, es materia prima en bruto. Pero los padres y adultos en general parecen elegir por los niños y moldearlos en niños católicos, niños musulmanes, niños ingleses o mexicanos, de izquierda o derecha política, de tal o cual equipo de futbol o institución deportiva, etc. La niñez después se enterará de que es parte de alguna o varias de estas sectas. En algunas ocasiones, ya con determinada edad, se abandonará ciegamente a tales sectarismos y fanatismos que enarbolan banderas de lealtad y de patriotismo.

La defensa apasionada y desmedida de una sola perspectiva o sectarismo suele tener efectos contrarios a las intenciones originales. Por ejemplo algunas revoluciones sociales cuyo cambio consistió en trasladar el poder de una pequeña elite a otra igualmente pequeña elite mientras que la mayoría quedó en condiciones sociales similares a las que tenía antes de la supuesta “revolución”. Por lo que una pregunta me parece pertinente: ¿por qué la tendencia de fervor ciego por el pensamiento sectario?

Sospecho que tal tendencia es también producto del acondicionamiento sociocultural imperante desde la niñez. Para entender las preguntas humanas es necesario entender primero su cultura. Pero ¿será posible una acción no fragmentaria, no impuesta por una cultura particular? ¿Será posible una acción global e íntegra?

Hay quien advierte que para aspirar a tal acción hay que primero aprender a detener el pensamiento, el cual está en continuo movimiento; y una vez detenido, entonces ahí observar en silencio –es decir sin juicio ni análisis. ¿Observar qué? Observar mi apego a los valores, ideas e ideales que provienen de ese pensamiento culturalmente condicionado por un sectarismo doctrinal (nacionalismos, partidismos políticos, económicos, religiosos, etc.). Al observar mi acondicionamiento sociocultural —mis apegos— tal como realmente es, sin la inercia del pensamiento impuesto por la misma cultura, entonces sería el inicio de una acción no fragmentaria e íntegra basada en esa observación no condicionada.

Claro, decirlo es mucho más fácil que hacerlo. Al interrogar a quienes advierten lo anterior, acerca del cómo lograr esa observación sin pensamiento o sin condicionamiento, me han contestado que sucede paulatinamente, a medida que cada uno desarrolle su práctica de contemplación interna. De eso entendí, por primera vez en mi vida, un uso concreto de la meditación: con la meditación se intenta disminuir o eliminar la agitación de las aguas mentales y poner la mente en calma, en silencio, para alcanzar una claridad mental que podría permitir llevar a cabo esa observación no condicionada.

Dado que incluso el Humanismo secular tiene como fuente de inspiración al Confucianismo, y otras prácticas orientales, habrá entonces que entender más de todo este asunto. Pero no como forma de religión institucionalizada sino como medio para una mejor y más variada auto-crítica.

La facultad crítica —no la vulgar murmuración, claro— aplicada despiadadamente a uno mismo es también la razón por la cual la discusión y el debate son para mí tan importantes. Pues son una oportunidad para conocerme a través de los demás, y de observarme. Esa auto-observación, ese volcar la observación hacia uno mismo —la reflexión—, es por lo que me llama la atención ese asunto de la meditación como medio para observar mejor a mí mismo y aspirar a la acción íntegra, no fragmentaria, global.

Una vez más la realidad asoma su irónica faz al caer en cuenta que aplicar el pensamiento crítico a los sectarismos es un medio no sólo para denostarlos sino también para lograr los efectos buscados desde las buenas intenciones que pudiesen haber tenido de origen. En este segundo sentido una notable mexicana hace el siguiente llamado:

Llamado a hablar mal de México por Denise Dresser.



Actualización 07-Agosto-2016: Recién recordé que hace cinco años publiqué esta nota con título «¿Acción íntegra?». La interrogación en el título se debió entonces –como aún hoy me ocurre con frecuencia– a mi recelo ante una posible pretensión desatinada del modo indicativo en temas complejos y muy resbaladizos; e.g., lo sociopolítico.

Elegí entonces la palabra ‘integra’ para referir ‘amplio’ o lo contrario a un sesgo excesivo. Hoy, para alejar esa nota de cualquier forma de integrismo, quizá cambiaría su título por «Acción meditada» —pues la nota propone una forma de meditación para lograr miras más amplias que guíen una mejor acción personal.

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