Buen uso bíblico
Título original: ¿Cuál puede ser un buen uso de la Biblia?
Si alguien le interesa la figura de Jesús, El Cristo, entonces es necesario tomar en cuenta que durante 20 siglos muchas voces han querido pronunciarse colocando sus palabras en boca de Jesús, o de Pablo. Y lo han hecho. Es algo bien conocido entre quienes tienen acceso y estudian las copias manuscritas en griego de donde se derivan las traducciones a diferentes idiomas actuales, como el español: me refiero a la falsificación (o pseudoepigrafía) por la cual alguien escribió sus ideas y pretendió que se tomaran como palabras de un autor o figura bíblica importante. Era algo acostumbrado en esas épocas. Por ejemplo, el pasaje de la mujer adúltera que querían apedrear no aparece en las copias manuscritas más antiguas, fue agregada muchos años después, como se puede comprobar por uno mismo en una edición bíblica decente en español que incluya comentarios al margen. También era acostumbrado incluir en el texto una maldición en contra de quienes quisieran cambiarlo –como al final del libro de Apocalipsis. ¿Por qué incluir la maldición? Pues porque, de hecho, se hacían cambios como se puede comprobar al comparar la diversidad de copias existentes. Pero, como no hay original contra el cual poder contrastar, no hay manera para determinar cuál copia es la “buena”.
Por lo que conocer el texto original no está a nuestro alcance, pues nadie tiene acceso a los textos originales ya que esos no existen más. Por lo cual no se justifica creer que Dios haya hecho el milagro de la inspiración divina del texto original y no haya hecho el milagro de la conservación de dicho texto. No está a nuestro alcance conocer las palabras del texto original, ni al alcance de nadie hoy. ¿Será que nunca fue la intención que el libro tuviese tanta importancia dogmática como sus adoradores quieren creer?
Por lo que saltar a conclusiones, y creer que la Biblia es para adoctrinar a la gente, es demasiado presuntuoso, pues la Biblia no nos ha llegado de una manera consistente y confiable, sino diversa e incongruente como el mismo fenómeno humano. Así, la Biblia se puede interpretar para el desarrollo personal, para desarrollar lo mejor del ser de cada uno, pero no para adoctrinar a los demás. Por eso necesitamos la libertad de conciencia y la libertad de expresión -conceptos negados para los miembros de sectas peligrosas.
De ahí la importancia de la indagación personal, pues cada uno necesita conocimiento confiable para poder ejercer esa libertad de conciencia de manera responsable. Y lo que tenemos a nuestro alcance los humanos para lograr conocimiento confiable son los patrones intelectuales del pensamiento científico. Aquí también nos han defraudado otro tipo de “líderes” en la sociedad, los que presentan una imagen de la ciencia como si fuese otro tipo de religión dogmática cuando no es así. El pensamiento científico es principalmente una actitud o un hábito para formar nuestras opiniones. Al contar con conocimiento confiable entonces podemos aplicar el pensamiento filosófico y creativo para aventurar especulaciones en clave científica.
Si me permiten pondré el ejemplo de la homosexualidad. Se necesitó un arduo trabajo de investigación científica para descartar la idea de la homosexualidad como enfermedad, sujeta de ser “curada”. Por lo que, en consecuencia, desarrollar una teoría teológica basada en una interpretación bíblica donde Dios sea tanto hombre como mujer, y mientras eso ayude a una persona homosexual a cimentar su autoestima, entonces me parece que es un buen uso de la Biblia. El tropezón ocurriría si alguien homosexual quiere adoctrinar a otros con su interpretación particular.
Un uso bíblico como el recién sugerido puede escandalizar a quien tome a la Biblia como una unidad coherente, homogénea, y con una sola manera “correcta” de usarse. Pero la prueba de lo contrario se puede observar en el uso que hace de ella quien, a pesar de dicha creencia, eleva arbitrariamente la importancia de un pasaje bíblico por encima de otro aun si ambos supuestamente fueron dictados por el mismo Jesucristo. Por ejemplo, para algunos es más importante el pasaje en Mateo 28:18-20 por encima de Marcos 16:14-18, es decir, prefieren adoctrinar a la gente por encima de tomar serpientes con sus propias manos. Así que ya usan sólo los pasajes bíblicos de su elección para justificar su religión vulgar, la diferencia con lo que propongo consiste en usar la Biblia de manera personal, con plena libertad de conciencia, para el desarrollo del individuo, y no para el beneficio de grupos sectarios y sus “líderes”.
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