¿Por qué debo abandonar el cristianismo?
Una vez reconocido que hay muchos cristianismos igualmente legítimos (Muchos cristianismos) y después de considerar críticamente lo que el mundo cristiano es desde su inicio hasta el día de hoy, he llegado a una conclusión después de muchos años de reflexión personal: si eso es cristianismo y esos son cristianos —empezando por mí—, entonces yo no debo ser un cristiano.
Como parte de buscar darme cuenta de mi propio condicionamiento sociocultural, observo que mis ideas provienen tanto de lo positivo como de lo negativo del cristianismo. En particular la idea de la verdad, como valor supremo aún por encima del amor y de la libertad, provoca un disgusto, un repelo, un rechazo, un desprecio por la interpretación popular del cristianismo, y de la religión vulgar en general. La causa de tal desprecio proviene de observar las graves consecuencias sociales que se han provocado a partir de esa interpretación descuidada de la religión.
¿Por qué debo abandonar el cristianismo? Principalmente porque ha llegado un punto para mí en el cual el cristianismo me frena para continuar en mi búsqueda por el sentido último de ser parte de la especie humana hoy, en el mundo humano actual, en el cual se necesitan transformaciones radicales pues no es posible seguir así (¿A dónde vamos?), y los dogmas cristianos ya estorban para seguir transformándome en algo que sea una aportación a las soluciones y no como parte de los problemas.
Además, observo que desprecio mi desprecio por esa interpretación vulgar; es decir, observo que esa posición denostadora de las creencias de otros es más parte del problema que de la solución. Si busco aportar a las posibles soluciones a nuestros graves problemas —y tal aportación inicia a partir de la transformación personal— entonces debo poner un alto al desprecio a las ideas que pueda confundirse con el desprecio a las personas. El cristianismo tiene aspectos positivos pero su ultraje hacia lo distinto está muy enraizado, demasiado en el fondo, como para que sea posible considerarlo indistinguiblemente de sus aspectos negativos. Por eso debo abandonar el cristianismo.
El cristianismo en general, considerando su historia y su multiplicidad de perspectivas, desde las ortodoxas hasta las formas más liberales y sincretistas del cristianismo posmoderno, no parece aportar lo suficiente para las posibles soluciones que necesitamos en el mundo hoy. Para intentar una mejor manera de aportar a las soluciones debo seguir transformándome en algo que ya no tenga esos rasgos despreciativos desde su esencia. Por lo que me veo éticamente obligado a buscar maneras fuera del cristianismo para poder expresar y desarrollar el amor y la libertad sin la enorme presión de la idea de verdad.
¿Qué sigue? Pues el seguir profundizando en el conocimiento de uno mismo, seguir descubriendo las capas en el fondo del ser propio. Sigue retomar los básicos humanos, hacia la transformación personal, hacia el empezar de nuevo una y otra vez. ¿Qué seré ahora? Soy un ser humano, un miembro de la especie humana, parte de una cultura particular, dentro de un esquema particular causado por un condicionamiento social específico. Entre lo básico está tomar conciencia de ese condicionamiento sociocultural y buscar liberarme de su fuerza condicionante para poder llegar a pensar fuera de tal condicionamiento. Para seguir en mi búsqueda de mejores y más básicas interpretaciones para palabras tan enormes como amor y libertad, por encima de ideas sesgadas de la verdad.
Lo que menciono en este texto es algo que ha estado ocurriéndome a lo largo de ya varios años, sólo ahora es que lo pongo en palabras.
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