El arte como molde
Las obras de la imaginación de mentes creativas pueden ofrecer un molde para verter nuestra expresión propia. El ejercicio interpretativo de la apreciación estética ocurre ahí dondequiera el subjetivo fenómeno humano muestre su multifacética fisonomía. La riqueza de la interpretación estética incluye ese diálogo entre el artista creador y el espectador de la creación; así, la apreciación estética dice de ambos. La destreza del artista se imbuye como parte de la forma y deja sugerentes espacios para que el espectador participe de la obra y la enriquezca para sí. Sucede como en el caso del vino tinto: el “bueno” está en el paladar de quien lo prueba.
Por lo que aun la más simplista y huera obra para algunos puede resultar una rica expresión para otros, pues el molde no resultó coincidente para los primeros mientras que para los segundos significó una oportunidad para derramar parte de su ser en ese molde.
Por supuesto, no se requiere una obra famosa para disfrutar del arte —es decir de la destreza— de un humano creativo. Cuanto más si tal obra hace uso de la fantasía, de la imaginación, y de sofisticados niveles de abstracción —mecanismos que fertilizan la subjetividad del fenómeno humano.
Por ejemplo, una interpretación de una obra cinematográfica reciente, llamada en inglés «Sucker Punch» —que en español sería «Golpe a traición» o «Golpe bajo», pero intitulada comercialmente como «Mundo surreal»— podría observar la fragilidad humana, fragilidad de hombres y mujeres por igual, en la figura del personaje llamado Baby Doll. Así, la pelea contra los guerreros feudales podría interpretarse como cualquiera de las pugnas que decidamos afrontar o en las que de manera irremediable nos encontremos.
La Naturaleza misma a nuestro alrededor es hostil pues inexorablemente cobrará un precio alto, tarde o temprano, si no le rendimos el acatamiento debido. Ya sea en forma de enfermedades, desastres por fenómenos naturales, o por la inevitable muerte natural. También, el sufrimiento debido a la inconciencia de otros seres humanos a nuestro alrededor, o por nosotros mismos. En fin, cualquier cosa que imponga sobre nosotros y su poder se presente como muy superior al nuestro y lo convencional dicte: “tú no puedes, date por vencido” antes de intentar vencer nuestro miedo.
Para mí, el campo ideológico representa, hoy en día, la pugna contra tales fuerzas aparentemente muy superiores que buscan aplastar al ejercicio individual de pensar por uno mismo. El dogmatismo exagerado y prepotente de personas en posiciones jerárquicas, ya sea en instituciones religiosas o políticas, representa un agravio en contra de la libertad de conciencia y un obstáculo en el camino a la madurez de los individuos que quieren abandonar el útero de su abusiva tutela.
1 Comments:
Valioso aporte que hace reflexionar, gracias
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