Marco A. Dorantes

Este es uno de mis primeros blogs* (aquí hay una lista de mis blogs sobre temas de mi interés).
Además, mis aportaciones en un seminario de introducción a la Filosofía.
*blog es una contracción de weblog: un diario o bitácora pública como medio de expresión personal.

Tuesday, August 31, 2010

¿Éticamente?

¿Qué quiere decir aquel que nos exhorta diciendo algo como: “debemos comportarnos éticamente”? ¿Será el caso de otra buena intención o se trata de una manera inconsciente de decir “queremos que te comportes de acuerdo a una moral específica” —sea esta última la del contexto particular del exhortador—? Depende, claro, del estado de consciencia de quien esté haciendo el llamado.

En el mejor de los casos, es decir, el caso de quien acostumbre desarrollar un nivel de consciencia un poco más allá del nivel popular, creo que querrá decir simplemente: compórtate reflexionadamente.

En otras palabras, siguiendo la idea ya sugerida por varios pensadores en la Historia, parafraseando: haz lo que quieras, pero reflexionadamente, para que siempre quieras lo que haces.

Sunday, August 29, 2010

Pensar críticamente

Disfrutemos uno de los párrafos del texto escrito por Steven D. Schafersman, cuya traducción está referida a continuación:

"Los seres humanos estamos condicionados desde el nacimiento a seguir las figuras de autoridad y a no cuestionar sus pronunciamientos. Tal acondicionamiento es llevado a cabo por los padres y maestros usando una amplia variedad de técnicas de refuerzo positivo y negativo. La mayoría de los individuos llega a la edad adulta en esta forma condicionada. El resultado de tal acondicionado es la antítesis de la investigación científica y el pensamiento crítico: individuos carentes tanto de la curiosidad como de las habilidades para realizar investigación independiente para descubrir conocimiento confiable. El individuo que piensa de manera crítica puede pensar por sí mismo: puede identificar problemas, recopilar información pertinente, analizar información de una manera apropiada, y llegar a conclusiones fiables por sí mismo, sin depender de otros para que lo hagan por él. Este es también el objetivo de la enseñanza de la ciencia. El pensamiento crítico permite afrontar y comprender la realidad objetiva obteniendo conocimiento confiable sobre el mundo. Esto, a su vez, permite ganarse uno la vida de mejor manera, lograr éxito en la vida, resolver mejor los problemas de la vida y reconciliarse con la existencia, la mortalidad y el Universo. Si una persona es más feliz contando con conocimiento confiable y viviendo en la realidad objetiva, en lugar de vivir en la ignorancia y conservando creencias falsas o poco confiables, entonces esto es tan buena razón como cualquiera para la enseñanza y el aprendizaje de pensamiento crítico."

La referencia al texto completo se puede encontrar en la siguiente página: «Una introducción al pensamiento crítico»

Saturday, August 28, 2010

Escolarización y educación

El sistema escolar tradicional, ese que nos llega tanto de la vertiente religiosa desde la Edad Media como de la vertiente económica desde la Revolución Industrial, tiene rasgos que ya no lo hacen sustentable para el desarrollo humano pues inhibe la creatividad. Sirvió para un determinado contexto pero si la Humanidad aspira a eludir la extinción necesitamos que la niñez sea capaz de ser creativa para afrontar los enormes retos que les legamos.

Por considerar tan sólo dos rasgos caducos del sistema escolar tradicional: (1) La actitud religiosa de acercase a las figuras de autoridad para pedir, para solicitar que las cosas se nos den, en lugar de que nosotros ofrezcamos ideas, propuestas, soluciones, esfuerzo, etc. (2) La desproporcionada exigencia de la memorización como medio para aprobar exámenes, en lugar de desarrollar el pensamiento crítico. Ambos rasgos son de naturaleza pasiva, entonces cabe la pregunta ¿Cuáles herramientas para el desarrollo continuo estamos inculcando en la niñez? ¿No acaso estamos dejándolos inermes ante la complejidad que van a enfrentar? Dadas así las cosas, ¿se le puede llamar educación al remedo que ofrece el sistema escolarizado tradicional?

Una persona que parece saber del tema de educación, Ken Robinson, nos ilustra con sus reflexiones:

¿Matan las escuelas la creatividad? (Parte I)

¿Matan las escuelas la creatividad? (Parte II)

Si bien la capacidad de arriesgarse y no tener miedo a cometer errores no es exactamente igual al pensamiento creativo, como nos comenta Ken Robinson, la ausencia de tal capacidad sí impide que logremos desarrollar nuestra capacidad creativa. Al parecer tal ausencia, en parte, es debida a los sistemas escolarizados que estigmatizan el cometer errores al calificarlos como lo peor que un individuo puede cometer —otra parte se la debemos a los sistemas religiosos. Pero, ¿no es acaso parte de la humanidad la propensión a cometer errores? ¿Al estigmatizar los errores no estamos denostando parte de la esencia misma de ser un humano? ¿En qué nos convierte entonces un sistema escolarizado, en mejores seres humanos, más compasivos, más pensantes, más creativos, o en agentes deshumanizados caminando en sentido contrario al de la realidad humana?

Los efectos se pueden ver en los adultos cuya única “educación” ha consistido en lo provisto por esos sistemas escolarizados. Llegan a sus trabajos y promueven la misma mentalidad en contra del error. Por ejemplo en el oficio de la creación tecnológica de soluciones de negocio basadas en software, donde insisten en establecer procesos que no contemplan el error humano, sino que asumen situaciones idealizadas e irreales donde el error humano no ocurre o suponen que el número de errores es trivial o “controlable”. Por el contrario, el proceso creativo implica una gran cantidad de errores, pues el error mismo es parte de tal proceso. Como se sugiere en el siguiente texto acerca de la actividad de diseño como un proceso orientado al error: Diseño de software orientado al humano es orientado al error.

"Afirmo que la educación es educarse, que la formación es formarse" -Hans-Georg Gadamer

Reflexiones adicionales:

¿Qué es la educación?

La reflexión filosófica es sólo para adultos

Las batallas por la educación

Su siguiente transformación

Pensar críticamente

Friday, August 27, 2010

Conocimiento absoluto

De antemano aclaro que en el contexto de salir a comprar un par de manzanas y un par de naranjas al expendio más cercano ¡por supuesto que dos más dos es igual a cuatro, incondicionalmente! Pero al reflexionar filosóficamente acerca de qué pretendemos decir cuando afirmamos conocer algo entonces queremos detenernos a considerar las bases y las condiciones de tal conocimiento, para así entender mejor los límites de la afirmación en cuestión.

¿Por qué incluso algunos filósofos del conocimiento tropiezan al decir que 2+2=4 de forma absoluta y sin depender de condición alguna? Suelen presentar ese tipo de operación aritmética como un ejemplo del tipo de conocimiento incorregible e inmutable. Incorregible debido a no presentar ninguna oportunidad para enmendarle nada. Inmutable pues su estatus de conocimiento no cambiará sin importar cuanto tiempo transcurra. Por lo que una expresión como 2+2=11 será siempre falsa y bajo ninguna circunstancia podrá ser cierta, según ellos.

Plantear 2+2=4 como conocimiento absoluto que no depende de condición alguna, como una aserción general dicha en tono de seguridad y magisterio, es correcto tan sólo convencionalmente, pero ¿no es parte esencial del ejercicio filosófico cuestionar precisamente las nociones convencionales? Por eso, presentar una expresión aritmética en el contexto de un examen crítico del conocimiento como ejemplo de conocimiento incorregible e inmutable es, por decir lo menos, una elección muy pobre. Tal vez una mejor elección podría ser alguna de las inferencias deductivas en la geometría plana, por ejemplo, la verdad autoevidente al decir que un triángulo carece de diagonales al cada una de estas ser una línea entre dos ángulos no adyacentes. La verdad es autoevidente, así planteada, pues cualquier triángulo solamente presenta ángulos adyacentes.

Mi punto es que plantear descuidadamente, sin atención a los supuestos de trasfondo, que 2+2=4 es cierto de forma absoluta y que, también absolutamente, 2+2=11 es siempre falso, es ir demasiado lejos, es asumir demasiado para quien aspira a filosofar. Pues tales afirmaciones no resultan absolutas si consideramos la base del sistema numérico en cuestión. Al no mencionarse, convencionalmente, se asume base diez. Pero en un análisis crítico, donde buscamos hacer explícitas las suposiciones convencionales relevantes al caso, se establecen con claridad prístina las condiciones sobre las cuales se fundamenta una afirmación de conocimiento. Así podremos considerar los límites de tal afirmación. En el ejemplo, si la base numérica fuese tres, entonces todo cambia por completo: 2+2=11 resulta cierto y 2+2=4 no sólo resulta falso sino imposible (en base tres sólo existen 3 dígitos: 0,1, y 2; por lo que si partimos de 2 el siguiente número sólo puede ser una combinación de dígitos existentes, como al llegar a nuestra convencional decena, siendo ahora una “tresena” más cero unidades: 10; y agregando una unidad para llegar al resultado: 11).

Al practicar un análisis crítico, al emprender un examen riguroso de alguna afirmación que se presume cierta de forma absoluta, será indispensable buscar los supuestos que residen debajo y que le proveen su apariencia de ser incorregible e inmutable. Contemplar las implicaciones de la situación pero ahora sin la presencia de tales supuestos nos ayuda a identificar claramente los límites de cualquier conocimiento. Fuera de los cuales tal conocimiento deja de serlo en forma absoluta.

¿Para qué cuestionar lo convencional? Sospecho que una parte del público en general opina que cuestionar lo convencional es sólo para personas con intenciones negativas o con actitudes pedantes. Por el contrario, pienso que cuestionar lo convencional ha derivado en, por ejemplo, una mayor posibilidad de que las formas de esclavitud humana lleguen a ser cada vez más evidentes y, por tanto, menos frecuentes. Muchos más ejemplos sobresalientemente positivos se pueden mencionar de cuestionar lo convencional. Así mismo, contamos afortunadamente con personas que lo hacen y son ejemplos al demostrar su confianza al expresarse, hablando sin ningún temor; por ejemplo: Una mexicana notable.

Saturday, August 21, 2010

La buena intención

Con cierta frecuencia escucho frases o exhortos, de parte de personas que están en una posición jerárquica en alguna organización, como los siguientes ejemplos. Las escucho ya sea directamente o avaladas por tales personas:

“El cuestionar, nos abre a posturas críticas que nos permiten filtrar lo que sí debemos conservar y desechar lo que nos estorba”

“Es necesario estudiar profundamente la Biblia para entenderla y practicarla”

La intención detrás parece muy buena, impecable, al considerar las frases aisladas. Si la autoridad consistiera tan sólo en tener buenas intenciones y desear el bien para los demás pues no habría necesidad de jerarquías de autoridad pues casi cualquiera es capaz de albergar buenas intenciones y publicar exhortos. La idea de autoridad requiere cimientos más sólidos para fundamentar la potestad, facultad o legitimidad que implica. Podría ser que nadie esté diciendo que las buenas intenciones y los exhortos sean suficientes para ejercer la idea de autoridad. Sin embargo, tal vez sí están diciendo precisamente eso por medio de su conducta. Me explico:

Los verbos centrales en las frases anteriores son, respectivamente, cuestionar y estudiar profundamente. Las frases parecen querer persuadirnos de lo positivo en tales acciones. Pero los efectos positivos, respectivamente, filtrar y desechar, entender y practicar, están en función de que la audiencia, en efecto, sepa cómo llevar a cabo tales acciones centrales. Si el exhorto tan sólo asume que las personas sabemos cómo cuestionar, cómo estudiar profundamente, pero no es aderezado con medios para que la audiencia se introduzca por sí misma en la esencia de tales acciones entonces se trata de un exhorto que proviene de una autoridad sin fundamentos.

Por tanto, quien esté en una posición desde la cual exhorte a los demás, necesitará primero identificar los supuestos de su exhorto y luego proveer medios por los cuales en su audiencia tales supuestos resulten ser el caso.

Thursday, August 19, 2010

¿Corazón duro?

¿Has alguna vez sido objeto de vituperio? De tu experiencia particular tan sólo puedo darme una idea vaga, por lo tanto, lo que escribo a continuación dice más de mi propia experiencia, por supuesto, que de la tuya. Además, quiero enfatizar que la siguiente reflexión la dirijo hacia las ideas y no a las personas. Es decir, discuto las ideas por sí mismas, considerándolas como algo separado de las personas. Las personas ya valen por ser personas, pero las ideas sí deberán someterse a examen crítico para indagar si tratan de algo valioso o algo de poca monta.

Por varios días desde que escuche la frase “tienen el corazón duro” he reflexionando sobre cuáles han sido las circunstancias por las que he escuchado que alguien diga de otro que tiene el corazón duro. En tales ocasiones se parece indicar que la persona está falto de alguna sensibilidad. La persona de corazón duro no sólo muestra una total falta de conciencia sobre el tema en cuestión sino que además carece de interés alguno para lograr tal conciencia. Adopta una posición desdeñosa y arrogante, e incluso desfachatada, ante temas que en realidad no entiende. Promueve o participa en burlas o en vituperios para denostar aquello que le resulta tan diferente, para establecer ante los demás que existe una clara distancia entre su persona y aquellos que piensan diferente a ella o él.

Así me explico la actitud de aquellos a quien he invitado a estudiar más profundamente la Biblia y que, al concebir tal idea como una tontería, terminan haciendo toda clase de burlas. Sin embargo, lo mismo ha ocurrido en ocasiones cuando explico entre miembros de la iglesia que un requisito para lograr un estudio serio de la Biblia es contar, al menos, con el conocimiento propio de una introducción al ejercicio filosófico. La burla y el vituperio no han faltado en ocasiones cuando he mencionado que tomar en serio la historia del cristianismo requiere asistir regularmente a bibliotecas públicas para mantener un ritmo de lectura de, al menos, dos libros por mes. Al parecer tienen completamente establecido que sus creencias deben provenir enteramente de lo que les dice alguien en una posición jerárquica y por tanto ellos mismos no tienen un para qué corroborar haber entendido debidamente las ideas en los mensajes bíblicos. ¿No será entonces que podemos caer nosotros mismos en aquello que criticamos al decir que otros tienen el corazón duro? ¿No es acaso en lo que caen líderes políticos ultra-conservadores al mantener la doble moral: “cuando nosotros agredimos a los demás, se llama defender la verdad; cuando ellos nos agreden, se llama terrorismo”?

No es difícil ver que la cacería de brujas de finales de la Edad Media en Europa y Norteamérica se provocó por estar juzgando apresurada e irreflexivamente a los demás con etiquetas como “tienes el corazón duro”.

¿Piensas que un prejuicio lo comente cualquiera? Cierto. Saltar demasiado rápido a conclusiones, sin contar con una justificación para sostener nuestras creencias nos puede ocurrir más fácilmente si carecemos de la educación para estar a la altura de la circunstancia: el hecho incontrovertible de que somos seres humanos —la educación a la que me refiero no es lo que se obtiene por la escolarización, sino por el hábito de desarrollar la conciencia.

El afirmar saber algo, e.g., “fulano tiene el corazón duro”, “somos escogidos”, y no contar con la justificación correspondiente que dé clara cuenta de las implicaciones de ese supuesto saber nos puede llevar a derivar conductas muy sensatas tan sólo en apariencia. Pues al no considerar los diferentes lados de la historia, al no entender plenamente otras perspectivas, al despreciar posibles razones por las que nuestra afirmación esté equivocada, estamos caminando por un terreno muy resbaloso. Esto nos ocurre desde los inicios de la Historia de la Humanidad, pero ha bastado un mínimo de sentido crítico para distinguir por un lado un conocimiento propiamente dicho y por otro lado una mera opinión. Las meras opiniones suelen causar mucha infamia, dolor y sinrazón pues frecuentemente resultan ser por completo falsas o desatinan lo que realmente acontece en una situación en particular. Hay muchas más razones por las cuales se puede uno convencer que los prejuicios inconscientes y apresurados son errores. De eso y más trata la filosofía moral —también llamada: ética.

Asumiendo que estamos de acuerdo en que estar poniendo etiquetas, e.g., “corazón duro”, “vacío por dentro”, en otras personas es un grave tropiezo moral (ver: Inquisidores modernos) y que tal error lo cometemos sin importar nuestra pertenencia a una determinada iglesia, entonces podríamos pasar a analizar los porqués de tal costumbre y de su frecuente ocurrencia en la vida cotidiana hoy en día. Afortunadamente no somos los primeros que emprenderíamos tal análisis, bien haríamos en admitir nuestra ignorancia y remitirnos a estudiar el legado de aquellos pensadores en la historia de la Filosofía que han aprendido de toda una vida de errores y reflexión.

Tan sólo mencionaré algo que no deja de sorprenderme y que probablemente sea parte de las causas de la prisa que tenemos por sacar conclusiones. Se trata de la necesidad de sentir que sabemos, de darnos una explicación entendible ante la complejidad de la existencia, de sentir que trascender sí está a nuestro alcance de una manera “simple”. En fin, la necesidad de conservar algo de control ante lo desafiante que puede ser la existencia humana. Queremos tener control a toda costa, y debido a que el afirmar saber algo confiere un poder sobre quien lo desconoce, conseguimos tal control asumiendo que sabemos cosas que en realidad no tienen justificación pero que sí nos ayudan a marcar líneas entre “los que sabemos” y “los que no saben”, aun si el supuesto conocimiento tratase de algo por completo trivial —¿no hay acaso una creciente industria basada en el chisme y la murmuración que saca ventaja de saberes insignificantes, e.g, “fulano ya se divorció” o “zutano no metió ningún gol”?

Un error muy recurrente en la Historia proviene de afirmar apresuradamente que existe una barrera real entre “nosotros” y “ellos”. Desde las intransigencias políticas y sociales cotidianas entre judíos y no-judíos, entre blancos y negros, gordos vs flacos, judíos vs musulmanes, el norte vs el sur, ricos vs pobres, católicos vs protestantes, masculino vs femenino, etc., hasta los genocidios como lo ocurrido en la antigua Yugoslavia —donde más de doscientos mil civiles fueron asesinados en Bosnia y Croacia y decenas de miles de mujeres fueron violadas, algunas de ellas más de un centenar de veces, mientras que sus hijos y esposos eran golpeados y torturados en campos de concentración. Y todo porque “ellos” no son “normales”. Ya que “nosotros” estamos bien y “ellos” están mal. Me parece que la supuesta barrera ha resultado tan sólo ser una barrera imaginaria, pero muy costosa para la Humanidad.

Si tan sólo nos acotamos al terreno bíblico, el asunto no resulta diferente al resto del panorama humano aludido en los párrafos anteriores pues la Biblia contiene una diversidad de mensajes los cuales no pueden ser reconciliados en una sola perspectiva coherente. Afirmar que hay un solo mensaje bíblico, y que tal mensaje sirve para distinguir quién es cristiano y quién no lo es, tan sólo esgrime una excusa más a favor de quien elige alentar inútiles barreras imaginarias como la ya mencionada. A los cristianos que insisten en mantener barreras de ese tipo les ha valido la famosa crítica: “el problema con los que se dicen seguidores de Jesús, El Cristo, es precisamente que su conducta demuestra que no siguen a Jesús, El Cristo”.

Si aún estás conmigo hasta este punto en la lectura, te invito a cambiar al mundo, a cambiar al supuesto “mundo real”, a través de esmerarte por tu persona, desarrollando la conciencia, emprendiendo la batalla por tu propia educación, como la educación mencionada en el libro que refiero en la página: Las batallas por la educación.

Qué bien se siente estar equivocado, y darse cuenta de ello

Friday, August 13, 2010

Las batallas por la educación

Recién escuché en la radio una entrevista que Ramón Pieza Rugarcía le hizo a Ana María González Garza con el tema de su libro:

EDUCACIÓN HOLÍSTICA
Ana María González Garza
ISBN 9788472457003
Editorial Kairos

Tal vez dicha transmisión, como otras del programa Entornos, sea publicada en YouTube más adelante. Ojalá pues vale la pena escucharla de nuevo. Muchos conocen la situación trágica en la que se encuentra la educación en Iberoamérica, y se puede aprender mucho de las batallas que han librado.

Saturday, August 07, 2010

Internet y el adulto mental

El uso de Internet puede resultar en algo muy positivo o puede derivarse en una completa pérdida de tiempo y pérdida de atención. Tiempo y atención requeridos para tantos temas que son muy relevantes para nuestra vida como estudiantes, o como hijos, o como esposos, o padres, o ciudadanos, etc. Internet es un fenómeno nuevo en la Humanidad, nunca antes habíamos contado con su escala de posibilidades. Al parecer estamos ante un fenómeno como el de la invención de la imprenta en el siglo decimoquinto, pero de mucha mayor proporción. Si la imprenta, usada adecuadamente, pudo hacer tanto para la diseminación de la verdad ¿quién podría siquiera imaginar el potencial para diseminarla en Internet? Tan es así que en algunos países están en ciernes para declarar el acceso a Internet como un derecho civil.

Sin embargo, ¿cómo distinguir entre el potencial positivo y el negativo? ¿Cómo podría determinarlo la niña o el adolecente o el neófito de Internet? ¿Cómo descubrir el peligro y desenmascarar a un lobo disfrazado de oveja?

Me parece que con Internet ocurre algo análogo como cuando alguien sale solo a la calle. No hay garantías absolutas. Necesariamente se hace corriendo algunos riesgos. Pero, como elaboro un poco más en la presentación de un seminario de introducción a la Filosofía (sección: Salir solo a la calle es sólo para adultos), esos riesgos no detendrán a un adulto para salir solo a la calle, ni para beneficiarse de Internet.

La cuestión, entonces, se torna en: ¿Quién es un adulto? ¿Cuál es el trato propio de un adulto? ¿Cómo saber si yo ya soy un adulto o si sigo siendo un infante que requiere tutela física o mental? ¿Es acaso el miedo el principal motor de la conducta en un adulto? ¿Será el miedo a perder la salvación lo que guía la conducta de un cristiano o lo es el desarrollo de su conciencia? ¿Es el desarrollo de la conciencia ética algo exclusivo del pensamiento religioso?

Hace tiempo escribí más al respecto en los siguientes apuntes:
La reflexión filosófica es sólo para adultos — ¿Reflexión filosófica?... ¿Y eso para qué?

Cada persona es responsable de su libertad. Pero, ¿será ya el niño de 5 años responsable de su libertad? Si guardamos las debidas proporciones, pienso que sí lo es. Pues un “no” absoluto implicaría que a tal niño no se le está cuidando ni preparando para desarrollarse como un ser humano adulto.

¿Cómo entonces nos debemos cuidar unos a otros? Pienso que procurando el desarrollo de la conciencia para ser cada vez más responsables de nuestra libertad. Dicho en una palabra: educándonos. No unos a otros —eso sucede sin que hagamos nada— sino cada uno buscando su propia educación. Claro, entendiendo a la educación como el desarrollo de la conciencia individual, lo cual no siempre ha sido así en la historia de la escolarización. Hoy en día todavía hay quien dice que educación es repetir, como merolico, lo que dice la autoridad. Argumentando que eso es igual a “guardar respeto por la autoridad”. Otros defienden la ortodoxia, diciendo que hay una sola versión válida y benigna del mundo (la suya) y que toda otra versión es errónea y, por tanto, maligna. En estos esquemas no ha faltado la desproporción tanto en premios como en castigos, usando al miedo como un medio de control. Lo irónico es que frecuentemente tan sólo se consigue una ilusión del control, pues en realidad sus mecanismos terminan controlando nada y sólo estorban al desarrollo de las personas como seres humanos adultos. En parte, por eso aún somos personas con cuerpos crecidos pero con mentalidad infantil. ¿Qué acaso no es el miedo a perder la salvación cristiana algo que viene de la ignorancia? ¡El único pecado es la ignorancia y el estado desinformado!

¿Cómo debemos usar Internet? ¿Cómo usamos una biblioteca o una librería? Pues dependerá de quien la use, de su estado de conciencia al elegir tomar un buen libro o perder su tiempo en frivolidades.

Sí, Internet es una herramienta. Se puede usar sutil y engañosamente para bien o para mal. Lo mismo aplica para la religión, la política, el deporte, el entretenimiento, la escolarización, la paternidad, el comercio, etc., etc. ¿Tenemos la conciencia individual para saber identificar y contrastar cada caso? Enfatizo “individual” pues nadie puede meterse en la conciencia de otro para manipular las decisiones personales, claro que los defensores del control y manipulación psicológica no estarán de acuerdo conmigo pues me dirán: “¡¿Cómo que nadie puede?! Nosotros, por medio del miedo y la tergiversación, ¡lo hemos estado logrando a favor de nuestro beneficio! ¿Que no ves en la sociedad a nuestros seguidores acríticos que mantenemos en un estado mental infantil?

Algunas notas para seguir pensando: