Escolarización y educación
El sistema escolar tradicional, ese que nos llega tanto de la vertiente religiosa desde la Edad Media como de la vertiente económica desde la Revolución Industrial, tiene rasgos que ya no lo hacen sustentable para el desarrollo humano pues inhibe la creatividad. Sirvió para un determinado contexto pero si la Humanidad aspira a eludir la extinción necesitamos que la niñez sea capaz de ser creativa para afrontar los enormes retos que les legamos.
Por considerar tan sólo dos rasgos caducos del sistema escolar tradicional: (1) La actitud religiosa de acercase a las figuras de autoridad para pedir, para solicitar que las cosas se nos den, en lugar de que nosotros ofrezcamos ideas, propuestas, soluciones, esfuerzo, etc. (2) La desproporcionada exigencia de la memorización como medio para aprobar exámenes, en lugar de desarrollar el pensamiento crítico. Ambos rasgos son de naturaleza pasiva, entonces cabe la pregunta ¿Cuáles herramientas para el desarrollo continuo estamos inculcando en la niñez? ¿No acaso estamos dejándolos inermes ante la complejidad que van a enfrentar? Dadas así las cosas, ¿se le puede llamar educación al remedo que ofrece el sistema escolarizado tradicional?
Una persona que parece saber del tema de educación, Ken Robinson, nos ilustra con sus reflexiones:
¿Matan las escuelas la creatividad? (Parte I)
¿Matan las escuelas la creatividad? (Parte II)
Si bien la capacidad de arriesgarse y no tener miedo a cometer errores no es exactamente igual al pensamiento creativo, como nos comenta Ken Robinson, la ausencia de tal capacidad sí impide que logremos desarrollar nuestra capacidad creativa. Al parecer tal ausencia, en parte, es debida a los sistemas escolarizados que estigmatizan el cometer errores al calificarlos como lo peor que un individuo puede cometer —otra parte se la debemos a los sistemas religiosos. Pero, ¿no es acaso parte de la humanidad la propensión a cometer errores? ¿Al estigmatizar los errores no estamos denostando parte de la esencia misma de ser un humano? ¿En qué nos convierte entonces un sistema escolarizado, en mejores seres humanos, más compasivos, más pensantes, más creativos, o en agentes deshumanizados caminando en sentido contrario al de la realidad humana?
Los efectos se pueden ver en los adultos cuya única “educación” ha consistido en lo provisto por esos sistemas escolarizados. Llegan a sus trabajos y promueven la misma mentalidad en contra del error. Por ejemplo en el oficio de la creación tecnológica de soluciones de negocio basadas en software, donde insisten en establecer procesos que no contemplan el error humano, sino que asumen situaciones idealizadas e irreales donde el error humano no ocurre o suponen que el número de errores es trivial o “controlable”. Por el contrario, el proceso creativo implica una gran cantidad de errores, pues el error mismo es parte de tal proceso. Como se sugiere en el siguiente texto acerca de la actividad de diseño como un proceso orientado al error: Diseño de software orientado al humano es orientado al error.
"Afirmo que la educación es educarse, que la formación es formarse" -Hans-Georg Gadamer
Reflexiones adicionales:
→ La reflexión filosófica es sólo para adultos
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