Marco A. Dorantes

Este es uno de mis primeros blogs* (aquí hay una lista de mis blogs sobre temas de mi interés).
Además, mis aportaciones en un seminario de introducción a la Filosofía.
*blog es una contracción de weblog: un diario o bitácora pública como medio de expresión personal.

Friday, January 10, 2014

Sobre «Dios» — Más aclaraciones

La reflexión teológica es inagotable y resulta problemático intentar despachar el tema de un solo plumazo. Las narrativas al respecto, en la historia, han producido ríos de tinta, y ahora torrentes de bits, pues las ramificaciones son muchas. Estimo que tales ríos y torrentes no están cerca de disminuir, quizá lo contrario es más probable. Considero constructivo aportar a tales narrativas en tanto tales aportaciones impulsen a reexaminar las opiniones propias. Lo relevante sería mejorar o cambiar de opinión como signo de auto-reeducación.

En particular, encuentro para mi persona muy difícil decir algo, cualquier cosa, sobre el mundo sobrenatural y al mismo tiempo permanecer a cargo de mis palabras. Del mundo sobrenatural yo no tengo nada por decir; simplemente no puedo pues no sé nada al respecto. Encuentro a las narrativas religiosas de la infancia y de la juventud como malinterpretaciones mías, yo quise entenderlas de una manera en particular y ahora, como adulto, eso que me ocurrió me lo explico como un proceso cultural y no como un proceso para desarrollar conocimiento.

Entiendo al ejercicio teológico como parte de la antropología, y como indagación de esa pulsión religiosa primordial en el animal humano. La ignorancia y el miedo son parte perenne de los graves problemas en la sociedad relacionados con la religión, y se requiere menos ignorancia y menos miedo hacia esa pulsión religiosa. Por eso tiene sentido el ejercicio teológico personal. Mi teoría teológica pretende explicar que la pulsión religiosa pueda ser desarrollada a través del estudio de las grandes obras de la literatura, la investigación científica del mundo natural, y por medio del ejercicio estético. Así, de ser una pulsión pre-científica puede transformarse en un tipo más de emoción para uso del individuo auto-cultivado.

Parafraseando a Groucho Marx: esta es mi primera e incipiente teología; si no le gusta, tengo otras aún en el tintero. Es decir, yo no me tomo muy a pecho lo que estoy diciendo en estas exiguas publicaciones mías sobre teología pues puedo estar muy equivocado; creo haberlo ya aclarado. En posteriores publicaciones podría expresar mi cambio de opinión en el tema.

Publico pues busco valoraciones críticas de las cuales aprender, ya que creo poder aprender algo de casi cualquier persona. Toda crítica que me haga reflexionar es para mí un beneficio. Lo que hago con mis publicaciones sobre teología es ensayar —en un sentido lato y en relación con el espíritu de los Ensayos, de Michel de Montaigne. Mis publicaciones no representan una exposición formal, no es una tesis, ni una disertación ni un tratado cumbre de la teología sino un intento de invitación al diálogo o una provocación para que otros piensen al respecto y expresen sus perspectivas.

La teología, según he constatado, sufre de graves malinterpretaciones como con frecuencia le sucede a la filosofía, a la historia o a las ciencias. La constatación más fehaciente es el patente hecho de mi propio y perenne analfabetismo científico-filosófico, histórico y también teológico. Por ejemplo, tenía la torpe creencia en la existencia del método científico, o creía que la historia era sobre lo ocurrido en el pasado, o creía que la teología trataba principalmente sobre religión.

Mi elección del tema, o la manera de abordarlo, puede resultar una elección muy ingrata, pues hurga fibras muy sensibles de las personas y suele avivar grandes pasiones y enraizados enconos. Pero quizá sea ese un punto clave en la indagación: hacer explícito lo que permanece tácito o en el disimulo, sacar a la luz las hondas y diversas implicaciones que conlleva el tema, y así, con autocrítica, la discusión pueda servir para conocerse más uno mismo al converger hacia una atropellada exploración de los enigmas de nuestra condición, en nuestra pedantería, en nuestra contradicción, en nuestra miseria, pero también en nuestra sobriedad.

En teología cada quien debe ser libre de creer lo que quiera, pero un problema es que precisamente no solemos tener la preparación para ejercer esa libertad de conciencia; por el contrario, podemos con facilidad permanecer presos de los procesos socioculturales impuestos por unas pocas supuestas autoridades. Con mis ensayos teológicos pretendo explicar cómo lo positivo de la teología es similar a ejercer la reflexión estética ya que ambas investigan cuestiones de gusto, no cuestiones de hecho. En otras palabras, el individuo interesado en autocultivar su pulsión religiosa no está obligado a engullir acríticamente lo que provenga de algún prelado jerárquico o ministro de culto eclesiástico; de ninguno, ni del pasado, ni del presente, ni del futuro. La teoría teológica propuesta es, pues, anti-clerical y anti-eclesiástica.

Wednesday, January 08, 2014

Sobre «Dios» — Algunas aclaraciones

Los complejos problemas en la sociedad necesitan muchos tipos de esfuerzo ya no digamos para aproximarse a posibles soluciones sino para empezar a distinguirlos como problemas. Por supuesto que actuar es necesario pero la prisa por actuar puede tan sólo empeorar los nudos gordianos que son ya esos problemas. El ejercicio teórico puede ofrecer perspectivas alternas que ayuden si bien no a cortarlos de tajo al menos sí a esclarecer su origen al hacerlo explícito. La necesidad no sólo es de nuevos y más potentes desarrollos teóricos en sociopolítica y economía sino también en teología pues, quizá, este tipo de reflexión tenga tanto, o más, potencial para transformar al individuo que un nuevo sistema político o económico. Con esto aclaro que el esfuerzo teológico teórico puede aportar para la solución de problemas religiosos que parecen insuperables entre las personas y entre las sociedades.

Entonces, en el nombre de la teoría, y de la práctica, del análisis y de la síntesis intentaré esclarecer algunos puntos adicionales para una mejor exposición de mi reflexión teológica.

Aclaro que no soy un teólogo profesional. Pero, por ejemplo, tampoco soy un esteta profesional; y aun así, sin serlo, sí quiero y puedo reflexionar sobre el impacto del arte y de lo bello en mis sentidos y reflexionar tras la gama de emociones que ese impacto me provoca. Mi ejercicio estético es mío, innocuo e imberbe pero mío, no del esteta profesional; es decir, del esteta profesional aprendo cómo pensar pero no qué pensar en el tema de la estética. Lo mismo ocurre en teología pues el tipo de reflexión es similar al ejercicio estético en cuanto que investigan cuestiones de gusto, no cuestiones de hecho.

Aclaro asimismo que mi esfuerzo teórico en teología no pretende señalar qué debe pensar el lector al respecto sino invitarle a repensar sus propias ideas y formular preguntas relevantes; entre las cuales: ¿cómo pensar los temas teológicos?

He atisbado el esfuerzo intelectual necesario para abordar de manera madura los temas de la teología, y ese enorme esfuerzo me parece apabullante. Lo mismo me ocurre al contemplar el esfuerzo para estudiar debidamente los prerrequisitos de la teología: los básicos de la filosofía, de la ciencia y de la historia. Me impulsa la agradable noticia de que puedo permanecer como aprendiz por el resto de mis días, y que podría mejorar en la destreza para formular preguntas cada vez más atinadas.

Mi reflexión teológica pretende indagar cómo la idea de «Dios» podría relacionarse de manera constructiva con el cambio social, empezando a escala individual. Pero de maneras distintas a lo que por tradición se ha hecho a través de la moralidad religiosa. Aclaro entonces que, en relación a la filosofía moral, mi teoría teológica no establece una moralidad en particular sino un sistema de andamios o un bastidor teórico para el ejercicio ético individual.

El concepto central en mi teoría de campo teológico no es un concepto cotidiano. Por tanto, explicar el concepto de campo será un prerrequisito indispensable para explicar a cabalidad la estructura teórica de todo lo que tengo por decir al respecto en esta propuesta teológica.

¿Qué es un campo?, y en particular, ¿qué es un campo cultural? Daré un ejemplo de un campo cultural en otro ámbito, distinto al teológico; por lo que no debe relacionarse directamente con el campo teológico que yo propongo. El ejemplo es la consciencia humana (como esfera psicológica). No es un fenómeno, pues no es un hecho observable, sino una presuposición para las narrativas que hacemos acerca de otras realidades diferentes a la consciencia. Es decir, un campo es algo que está presente, como una presuposición, al hacer relatos sobre otras cosas. El estudio del campo teológico propuesto incluirá indagar lo intrincado de su estructura, es decir, del entramado de relaciones entre sus propiedades.

Sunday, January 05, 2014

Sobre «Dios» — ¿Para qué sirve?

¿Para qué sirve la teoría de campo teológico? ¿Qué problema ayuda a resolver? La presente investigación es parte de un programa más grande de indagación. Ese programa más grande es un programa de investigación científico-filosófica sobre la naturaleza humana y su relación con el cambio social. ¿Se necesita algún cambio social o la sociedad debe permanecer sin cambios drásticos? Tal pregunta trasladada a la escala individual indagaría si una opinión, cualquiera que la persona considere como suya, requiere algún ajuste para ser mejorada, debe ser por completo reemplazada por otra opinión más justificada, o debe permanecer sin cambio alguno. Por supuesto, sólo el individuo mismo es quien realizaría esa indagación con sus propias opiniones.

Si la persona no duda cada vez más entonces es cada vez más susceptible de engañarse a sí misma, aun si acepta dogmáticamente la frase anterior. Es evidente que el problema es de tipo filosófico; es decir, no tiene respuesta sino historia. Por lo cual este programa de investigación no pretende dar solución definitiva a un problema en particular sino a fomentar la exploración científico-filosófica a nivel individual. Esto implica que la presenta investigación es tan sólo una ayuda para aproximarse a la solución del tipo de problemas relacionados con la insuficiencia de investigación por parte de los individuos acerca de sus propias opiniones. En otras palabras, no indagamos lo suficiente nuestras opiniones y, como consecuencia, nos mentimos en un grado tal que creemos que no hay tal mentira en ningún nivel concebible. Tomar conciencia del nivel de mentira que aceptamos, mentira que proviene de uno mismo, es un paso necesario para contribuir positivamente al cambio social.

Algunas cosas en la sociedad cambian, otras permanecen sin cambio aparente. Si bien el individuo puede ser brillante, la sociedad humana en su conjunto no parece aún encontrar maneras globales para vivir en armonía. Algunos afirman que no es posible, y con tan tajante afirmación tan sólo se hacen parte del problema. No afirmo la proposición contraria, que sería igualmente tajante, sino que no tenemos manera para hacer afirmaciones tajantes sobre lo que lo humano es, excepto que puede ser muchas cosas. Si la naturaleza humana no es fija del todo sino que tiene aspectos moldeables por el ambiente cultural, entonces el rumbo de la cultura depende no sólo de líderes sino de cada individuo. Es decir, hay cambio social, pero parece ocurrir en direcciones que sólo benefician a las perspectivas de esos líderes. En tanto que el individuo permanezca aceptando que es necesario seguir sin cuestionamiento a esos líderes, en esa medida el cambio social ocurrirá para el beneficio de sólo algunos, los mismos de casi siempre.

Pero, ¿cómo el individuo, sin tener poder jerárquico y sin autoridad formal, puede contribuir a los procesos culturales que nos moldean? Si nadie posee el monopolio de la cultura entonces cualquier contribución individual ya sería parte de esos procesos. Se torna, entonces, indispensable hacer contribuciones y no permanecer sólo en la pasividad, en la ciega obediencia y en el absoluto apego a los cánones sociales instituidos por otros. La autocrítica es requisito para lograr cada vez mejores contribuciones: la investigación, la búsqueda por evaluar las ideas —especialmente las propias—, la reflexión, la mejora y el cambio de opinión, el desarrollo de las facultades básicas, como la razón, la experiencia, la duda. Una contribución individual asistida por una investigación científico-filosófica puede transformar la vida de quien la hace. El cambio social, para desprenderse del trayecto trazado por unos pocos, requiere que cada vez más individuos realicen indagaciones científico-filosóficas que los transformen. Pero para desprenderse del canon imperante es necesario no repetir la misma fórmula que busca competir y dominar sino explorar otras fórmulas, unas que busquen cooperar y compartir.

Como conclusión provisoria, la teoría de campo teológico sirve como una muestra de cómo la indagación personal puede transformar la opinión de un individuo. Así, además, la teoría de campo teológico sirve al programa de investigación del cual es sólo una parte, un programa de investigación sobre el cambio social.

Wednesday, January 01, 2014

Sobre «Dios» — Teoría de campo teológico

Contenido a la fecha:

  1. Preámbulo

  2. Teoría de campo

  3. Campo cultural

  4. Presuposiciones

  5. ¿Para qué sirve?

  6. Algunas aclaraciones

  7. Más aclaraciones

  8. Primera incorreción

Sobre «Dios» — Presuposiciones

Antes de proseguir con las fuentes de la teoría de campo teológico, y con su método crítico de indagación, pienso son necesarias algunas notas sobre las presuposiciones de dicha teoría.

La razón, la experiencia, y la duda son facultades humanas básicas que sirven para conocer, todo aquel que pueda leer esta frase tiene tales facultades; pero, cada uno desarrollaría esas facultades en función de su propio interés. La reflexión teológica aquí propuesta presupone una familiaridad elemental con el racionalismo, el empirismo y el escepticismo estudiados en gnoseología y epistemología como ramas de la filosofía. La teoría de campo teológico no acepta el principio de autoridad como fuente de conocimiento; es decir, no acepta ninguna otra fuente tras la razón, la experiencia y la duda del propio individuo reflexivo. En otras palabras, la teoría propuesta se puede ubicar en la categoría de la teología natural.

Al ser la teología una forma de reflexión filosófica, se presupone claridad conceptual acerca del ejercicio filosófico más elemental, incluidas las distinciones básicas entre ética y moral. Asimismo, se presupone práctica personal del ejercicio filosófico per se; es decir, la capacidad de plantear preguntas cada vez más atinadas para indagar con mayor profundidad algún asunto.

La teoría de campo teológico presupone un interés por indagar sobre la pulsión religiosa primordial en el animal humano, reconocible como algo perenne del drama humano y que ejerce una influencia poco trivial en nuestras opiniones y, por tanto, en nuestras acciones.

La teoría de campo teológico presupone una actitud favorable al liberalismo, libertarismo y libertinaje teológicos. Es decir, no prescribe qué pensar teológicamente sino que asiste al individuo reflexivo a desarrollar una expresión artística o poética de su propia subjetividad sobre lo sublime, lo venerable, lo virtuoso, lo supremo.

Sí, es cierto, el campo teológico es sólo una teoría, y además incompleta e inconsistente. Pero, ¿qué otra manera tenemos como humanos para interpretar la realidad sino a través de teorías o sistemas simbólicos anclados en el lenguaje? El humano ante la realidad no tiene otra opción más que preparar sus aparejos teóricos y lanzar sus mejores teorías con el anhelo de capturar atisbos, o casos particulares, de esa colosal, diversa y múltiple realidad que habita. La teoría del campo teológico es tan sólo otra conjetura más acerca de un aspecto de la realidad total, pero ¿hay alguna teoría que no sea una conjetura? Lo son incluso las teorías —aún sin refutación— tanto de la realidad astronómica como de la realidad evolutiva y de la realidad subatómica.