Marco A. Dorantes

Este es uno de mis primeros blogs* (aquí hay una lista de mis blogs sobre temas de mi interés).
Además, mis aportaciones en un seminario de introducción a la Filosofía.
*blog es una contracción de weblog: un diario o bitácora pública como medio de expresión personal.

Saturday, April 30, 2016

Sobre «Dios» — ¿Qué es religión?


Si al decir «religión» se dice no un conjunto de creencias o dogmas sino un conjunto de sentimientos de profunda veneración y ardiente fervor a lo sagrado y a lo divino, si se dice no un conjunto monótono de rituales sino un conjunto de hábitos de aprendizaje, de autocrítica, de mejora de la mentalidad propia y de asombro por la destreza humana para pensar, si en los hechos es similar a decir «profesión», entonces en ese sentido —y sólo en ese sentido— claro que sí soy una persona muy religiosa.

Tanto es así que a “mi religión” –por ahora– la llamaría un ejercicio no de religión per se sino de filosofía de una religión de ese tipo. Mi religión es la filosofía de lo religioso; es decir, mi religiosidad es la acción reflexiva acerca de poner atención, cuidado, escrúpulo, diligencia, esmero y solicitud en el pensar y en el actuar.

La filosofía de la religión, como disciplina de estudio crítico, abierto, riguroso y no confesional, es una reflexión filosófica libre de ataduras dogmáticas acerca del fenómeno religioso. No intenta prescribir ni normar, sino describir y entender. Por ejemplo, esta disciplina se esfuerza por esclarecer lo que ocurre en el fondo de esa firme base sentimental sobre la cual se apoya el fenómeno religioso. Además, intenta hacer explícito lo que está en juego entre la teología revelada y la teología natural.

La filosofía de la religión es un ingrediente para una teología filosófica propia de un adulto; es decir, alguien que encara su responsabilidad para tomar conciencia de toda tutela mental y espiritual con el fin de dejarlas atrás. La práctica de la filosofía de la religión puede ser liberadora en la medida en que ayude a distinguir entre lo valioso de la ficción y lo insulso de la fantasía.

Sunday, April 03, 2016

Sobre «Dios» — ¿Detalles irrelevantes?


De acuerdo, desde algún tipo de exégesis místico-literaria esas preguntas del insulso cartelito podrían no ser las más atinadas para entender el relato de la resurrección. Pero entonces, si algún judeocristiano principiante quiere tener fe en el relato bíblico y hace esas preguntas después de haber comparado lo dicho en los evangelios canónicos al respecto, ¿cuál de todos los relatos canónicos es el que tiene que creer para entonces decir que tiene fe? Claro, ese judeocristiano principiante no está interesado en cualquier tipo de fe sino en la única y verdadera fe que es relevante y cuenta ante el Dios judeocristiano.

¿Acaso será que no existe esa “única y verdadera” fe judeocristiana? ¿Qué dice al respecto la historia de las escisiones en los judeocristianismos?

Algunos apologetas judeocristianos afirman que esos detalles son irrelevantes y que no afectan ni un ápice “el mensaje central” de su teoría soteriológica preferida; es decir, no afectan al tipo de salvación que les acomoda, que les hace sentir “salvados”. Pero el hecho es que los textos antiguos canónicos tienen demasiadas variantes que no pueden ser reconciliadas en un solo todo coherente. Si no hay un todo coherente, ¿a cuál “mensaje central” se refieren?

Además, hay hechos y hay interpretaciones de esos hechos. ¿Por qué los apologetas judeocristianos pretenden defender su exégesis preferida como “la mejor” en lugar de decir con claridad al creyente ordinario que debe, él mismo, cuestionar sus creencias y mejorar su destreza hermenéutica para lograr exégesis propias, más sensibles con la pluralidad histórica presente en los textos antiguos que tanto veneran?

¿Acaso no dice algo tanta variación en esos textos antiguos? ¿No son acaso esas variaciones y discrepancias parte de “el mensaje”? Como no hay un solo todo coherente al que se le pueda llamar “el mensaje central” judeocristiano —de ahí la pluralidad histórica en los judeocristianismos desde sus inicios— no hay en realidad una sola doctrina que sostenga una sola fe judeocristiana sino muchas y variadas.

Un ejemplo desde la base de los judeocristianismos: el libro del Génesis contiene dos relatos diferentes de la creación. ¿Por qué el o los escritores dejaron ambos relatos para la posteridad? ¿Qué intentaron decir con ese hecho histórico (me refiero a la presencia de los dos diferentes relatos)? ¿Acaso que desde el inicio hay una única y verdadera manera de entender estos relatos o acaso que desde sus orígenes los judeocristianismos abrazan la pluralidad de perspectivas?

Las tradiciones textuales de los judeocristianismos son como moldes que han dado forma a multitud de posibles interpretaciones. Se han interpretado de manera fanática, misógina, homofóbica, xenofóbica, sádica, etc., pero también han moldeado interpretaciones que edifican, por ejemplo, la compasión, la misericordia, la fraternidad y el amor ya presentes en el lector. Esos textos antiguos en sí mismos no son ni lo uno ni lo otro sino que sirven como recipientes del carácter de quien los interpreta. Por ejemplo, si el lector es agresivo y violento, entonces por lo regular su interpretación será bélica, legalista o militar.

Un grave problema es que un judeocristiano principiante otorgue tanta autoridad a esos así llamados “maestros de la Biblia”, quienes sólo propagan e imponen su propio carácter a los demás, blandiéndolo como “la verdad única” que usan contra las mujeres, los homosexuales, las ideas distintas, y contra todo aquello que sea diferente a su ortodoxia.