¿En qué punto estoy en el camino?
Mi perspectiva de lo que he conocido en la iglesia, de la que he sido parte desde hace 20 años, y del cristianismo en general ha ido evolucionando conforme avanzo en la reflexión y en mis investigaciones histórico-teológicas. Y, desde donde alcanzo a ver hoy, parece que seguirá en evolución pues es un tema enorme. Mismo que indagaré con más detalle en preparación al tema filosofía de la religión, dentro del seminario de introducción a la filosofía. Además, ya que el cristianismo ha tenido una influencia predominante, desde hace siglos hasta el presente, en el mundo occidental, y al parecer —si preferimos la objetividad— seguirá siendo una fuerza que promueve tanto la tirria como el amor, me parece importante aportar a los debates sobre dicha influencia desde una perspectiva laica y concienzuda.
Por eso, el trayecto personal que me he trazado es algo largo, apenas estoy empezando con la filosofía, luego seguirá la crítica textual, luego más a fondo con hermenéutica —la filosófica y también la bíblica—, también fenomenología, luego exégesis bíblica, concluyendo con teología. Ahí haré una pausa, para ajustar el rumbo de mi estudio personal y para tal vez darle una repasada a todo de nuevo pero a un siguiente nivel. Veremos. Este trayecto nace del simple interés por tomar en serio el estudio de Dios, de la Biblia, y de lo que ha resultado el punto de convergencia de todo: el estudio del ser humano.
Sin embargo, si pudiera resumir lo que he aprendido en estos 20 años desde que tomé la decisión de buscar y seguir a Cristo es que las cosas no están dadas como para quedarse en un conjunto estático de creencias y conducta, parece que lo único constante es el cambio, el aprendizaje, la mejora continua de la conciencia —si de buscar la verdad se trata—.
Permíteme compartir un breve fragmento de mis notas al reflexionar durante la reunión del domingo pasado:
“¿Crees que no quisiera gozar de la felicidad, del gozo, del proceder sin tener que pensar nada? ¿Crees que no es atractiva la alegría que da la ignorancia? Me parece igual de atractiva que ir en pos, tan sólo, de mi propio placer. Pero entonces, ¿y la conciencia?”
Acerca del porqué estoy participando en un seminario de introducción a la filosofía, cronológicamente, lo expliqué en mi texto: ¿Por qué ahora filosofía? Aunque, como es de esperarse, muchas más razones se han sumado durante el recorrido hasta ahora. Ha sido fascinante, mucho más enriquecedor de lo que jamás pude imaginar, y apenas he visto tan sólo un atisbo del horizonte adelante.
Acerca de las condiciones, peculiaridades, vicios, errores, abusos, depravaciones y demás situaciones entre las personas del grupo, tan sólo puedo decir que eso viene incluido cuando conviven seres humanos, y que, históricamente, éstas características estarán mucho más acentuadas si el tema alrededor del cual conviven es el cristianismo. Así también, y precisamente debido a la naturaleza e historia del mismo cristianismo, están incluidas la reflexión y la búsqueda por mejorar la conciencia, el estudio intenso, el cuestionar, el denunciar, el replicar, el debatir, el filosofar.
1 Comments:
Estimado Marco,
Sería bueno que leyeras los libros de Francis Schaeffer. Su lectura te ayudará en tu perspectiva filosófica cristiana.
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