Marco A. Dorantes

Este es uno de mis primeros blogs* (aquí hay una lista de mis blogs sobre temas de mi interés).
Además, mis aportaciones en un seminario de introducción a la Filosofía.
*blog es una contracción de weblog: un diario o bitácora pública como medio de expresión personal.

Friday, November 12, 2010

Mejorar las creencias

¿Por qué es importante mejorar nuestras creencias?

Por favor no consideres mis palabras, tan sólo por favor lleva a un nivel más profundo el interés que tienes por conocer más el cristianismo. Muy seguramente valoras mucho el contenido de la Biblia, muy bien, por favor entonces prosigue en esa valorización y dale más de tu tiempo y de tu esfuerzo para saber más acerca de ella, de su origen, de su historia. Ya son muchos siglos durante los cuales ha habido muchas personas que han compartido ese gran interés en el cristianismo, ya muchos en el pasado han dedicado muchos más años que cualquiera de nosotros en la actualidad para estudiar y practicar el cristianismo, y lo mejor de todo es que nos han legado muchos de sus escritos. Tú y yo no somos los primeros en tener una completa admiración por el cristianismo y no somos los primeros en querer dedicar toda nuestra vida a buscar las riquezas espirituales que ofrece el cristianismo. Incluso no tenemos la edad ni la sabiduría siquiera para compararnos con quienes, en la Historia, no sólo querían o estaban intentando consagrarse al cristianismo como nosotros, sino que ya lo hicieron y su legado está para que nosotros lo consideremos seriamente.

Algunas de las preguntas o situaciones a las que nos enfrentamos en la actualidad —qué pensar, qué hacer, qué decir, qué creer— acerca de las cosas relevantes en la Biblia acerca del individuo, de la iglesia, de la sociedad, de las relaciones, y en general de la existencia a nuestro alrededor, han sido pensadas seriamente por muchos otros en la Historia. Para llegar a sus respuestas, algunos han tomado como punto de partida los mismos principios básicos que muchos ahora compartimos acerca del cristianismo, incluso con mucha mayor sinceridad y compromiso que nosotros. Y sin embargo, la diversidad de perspectivas diferentes a las que han llegado es muy considerable, sin contar la otra diversidad de perspectivas diferentes a las que han llegado quienes han partido de principios básicos diferentes. Es decir, en esencia no somos inéditos. El interés genuino por el cristianismo no empezó en la época moderna con nosotros. Por lo tanto, el estudio personal y directo de la Biblia por parte de los individuos es importante pero además se requiere poner atención también a lo que ha sucedido con otros en la Historia que han seguido senderos similares. Mis palabras no importan, lo que yo haya entendido o averiguado no le sirve a otra persona. Lo que importa es que esa persona, quien ahora busque el cristianismo, no pare de aprender, no caiga en el agujero de sentirse en la verdad y deje de cambiar en su pensamiento y en su conducta.

Hay mucho por estudiar y considerar, el estudio de la Historia del cristianismo no es como una novela con figuritas, uno requiere prepararse intelectualmente para poder sacar provecho de tal estudio. Sin contar con una preparación previa, simplemente no veríamos la significancia, se nos puede hacer fácilmente aburrido e intrascendente. También ese estudio y reflexión es necesariamente calmo, poco a poco, pues también la Historia no se aclimata en un espíritu dominado por la prisa y la practicidad inconsciente.

Reitero, mis palabras no importan, mis hallazgos deben ser ignorados, lo que importa es que los individuos interesados vayan, por sí mismos, por sus propios hallazgos. Para que siguiendo su propio interés emprendan la investigación por cuenta propia. No es difícil darse cuenta que la escolarización y la cultura popular llegan a convertirse en enormes obstáculos para el individuo pues típicamente no se nos ha otorgado, desde la infancia, esa preparación que mencionaba en el párrafo anterior. A decir de la situación popular actual, es común que hayamos entendido desde la infancia que una autoridad es quien nos ofrece todas las respuestas y que no hay necesidad de pensar por nosotros mismos. Que todo lo que tenemos que hacer es creer en lo que se nos dice y que no hay necesidad de corroborar nada. Pero, con todo, el individuo podría decidir que eso no es exactamente cierto, y entonces escoger que debe buscar, por sí mismo, esa preparación previa requerida para luego emprender la profundización a la que se comprometió al hacer algo tan radical como bautizarse en el cristianismo para una vida diferente a las pautas que marca la sociedad y las autoridades que sólo buscan poder e influencia sobre los demás. Pero, claro, esa decisión depende de cada individuo.

¿Por qué insisto en que no consideres mis palabras? Trataré de explicarme con una analogía. Lo que pretendo decir con la siguiente analogía es que la verdad de un tema importante resulta ser algo mucho más grande que nuestro entendimiento actual de ese tema. Siempre será más grande de lo que entendemos en un punto dado en el tiempo, lo que importa entonces en no quedarse estático en un mismo conjunto de creencias porque entonces no avanzaríamos en nuestro entendimiento de ese tema. La analogía es acerca del tema de si el planeta Tierra es el centro alrededor del cual giran el Sol y demás astros. Hubo un tiempo en que eso no se podía dudar. Graves consecuencias padecieron algunos que se atrevieron a dudarlo. Algunos incluso les costó la vida y murieron cocinados en la hoguera al cuestionar las creencias establecidas en su momento histórico. Mucha gente vivió toda su vida creyendo sinceramente que la Tierra no se movía, “no puede ser”, dijeron. Resultó no ser ese el caso. La Tierra no sólo se mueve como dice la Ciencia, sino que además no es –como se creía— el centro del Universo y ni siquiera ocupa un lugar de relevancia en el vasto Cosmos. Es tan sólo una insignificante y delicada partícula en un inconmensurable espacio frío e inhabitable. Tal vez quienes toda su vida creyeron que la Tierra no se movía fueron felices por creerlo así, sintiéndose muy especiales por su lugar central en el Universo. El cómo trataron a quienes pensaron diferente es otro asunto que tendría mayor importancia que su mera felicidad personal. Mi punto es que las palabras de quienes pensaron diferente no importaron para otras personas de su época. Los hallazgos por los que pensaron diferente no sirvieron para otras personas. Sus palabras fueron ignoradas en su época o usadas para atacarlos. En épocas posteriores, y gracias a la investigación de otros que nacieron y crecieron después, fue que se corroboró cuál es la verdad del caso. La cual es familiar para nosotros ahora: la Tierra se mueve.

La analogía sugiere que investigar un asunto y buscar corroborar nuestras creencias puede ayudarnos a mejorarlas; por el contrario, sin esa corroboración corremos enormes riesgos de permanecer creyendo algo o muy limitado o incorrecto o de plano falso.

Ya que es reconocido como moralmente perverso el intentar estar manipulando el contenido mental —es decir las creencias— de otras personas, entonces no queda otra más que dialogar y discutir objetivamente todas las perspectivas sobre cualquier asunto, insistiendo que no se debe tomar nada como absoluto y que cada persona debe, por sí misma, buscar más información confiable para llegar a sus propias decisiones. Cuánto más si estamos hablando de ideas y conceptos tan importantes, a nivel personal, como lo son las ideas y conceptos del cristianismo.

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