Marco A. Dorantes

Este es uno de mis primeros blogs* (aquí hay una lista de mis blogs sobre temas de mi interés).
Además, mis aportaciones en un seminario de introducción a la Filosofía.
*blog es una contracción de weblog: un diario o bitácora pública como medio de expresión personal.

Saturday, November 28, 2020

Sobre «Dios» — Tradiciones emocionantes

Dado que por doquier hay variedad de subsistemas judeocristianos de creencias, hoy más que nunca son muy relevantes las destrezas para interpretar mejor las numerosas copias de las antiguas tradiciones textuales de los judeocristianismos. Especialmente si en efecto no contamos con las palabras de origen (ver Sin palabras de origen).

Tal relevancia permanece ya sea si alguien toma la decisión de conocer mejor su propio subsistema judeocristiano de creencias o si ese mismo alguien toma la decisión de deconstruir su propia teoría teológica personal.

Más aún si ese mismo alguien luego toma la decisión de enmendar alguno de esos textos antiguos por medio de publicar una nueva edición —como ha ocurrido numerosas veces a lo largo de los siglos: nuevas interpretaciones han sido publicadas y nuevas palabras se han puesto en la boca de cualquiera de los personajes en esos antiguos relatos. Las enmiendas parecen ser inevitables pues las audiencias inevitablemente siempre son diferentes al siempre haber nuevas generaciones de jóvenes que escuchan o leen los relatos por primera vez en su lengua propia.

Así, esos jóvenes podrían disfrutar, al menos por algún tiempo, de la dulce ilusión infantil de que sí existe un mensaje judeocristiano “originario”. Esa dulce ilusión infantil de recibir un mensaje personal desde el pasado remoto y desde un ámbito cósmico puede ser motivo de muchas lindas emociones en una mente juvenil. Las culturas judeocristianas, como otras culturas, también procuran tradiciones emocionantes para sus mentes jóvenes y eso puede ser edificante en tanto permanezcan como tradiciones inofensivas; es decir, sólo durante cierto rango de edad intelectual y no para toda su vida adulta.

Friday, May 24, 2019

Sobre «Dios» — Filosofía de la teología como búsquedas

Materias de reflexión profunda y de perenne indagación como la teología o la filosofía son muy amplias. Se pueden escribir bibliotecas enteras con todo lo que desconozco sobre materias como esas. De hecho, así es: hay ríos de tinta que han corrido desde hace milenios sobre dichos temas tan vastos y que aún desconozco.

Yo no puedo descartar esa grotesca ignorancia mía de un solo plumazo y pretender que, así como así, mis meras opiniones a la fecha sobre esas materias no sólo resultasen conocimiento articulado y confiable, sino que –por si eso fuese poco– además resultasen algo digno de ser defendido. ¿Qué es teología?

«La filosofía es una interrogación permanente; la religión, una respuesta permanente (de certezas incontrovertibles). Quien quiere conocer cuestiona, y eso es filosofía; quien quiere creer cree, y eso es religión. Quien duda busca la filosofía; quien quiere certezas busca la fe.» —Arquetipos de fe

«La reflexión teológica no debe estar dominada por la preocupación apologética. Porque ello lleva consigo una reducción del horizonte y de los intereses del creyente. Sin embargo, nadie puede pensar su propia fe sin sufrir el influjo, favorable y desfavorable, de su ambiente y de su época.» —Fernando Sebastián Aguilar. Antropología y teología de la fe cristiana

¿Cuál manera de pensar es aquella que tiene como objetivo el logro de una creencia provisional lo más razonada posible y que sirva como base para una acción lo más razonada posible? ¿Será esa manera de pensar común? ¿O lo común es inclinarse a confirmar y defender nuestras creencias a la fecha, aun hasta el fanatismo? ¿Es lo común rechazar toda evidencia que contradiga nuestras creencias a la fecha y atacar a aquellos que ofrecen tal evidencia?

La intensidad de las emociones suele dominar sobre el raciocinio. Las creencias, por lo convencional, tienen una base muy sólida en la cantidad de satisfacción emocional que proveen al creyente. Una vez que esa firme base emocional está debidamente fincada en la conciencia, entonces es fácil añadir racionalizaciones cosméticas a tan enorme inversión emocional. En esos casos se dice que la lógica acude siempre puntual a donde se le cita.

Sunday, May 19, 2019

Sobre «Dios» — ¿Qué es teología?


¿Qué es teología?

No pregunto –por ejemplo– cuál es el común denominador entre las teologías dogmáticas en las formas predominantes del catolicismo apostólico romano; tampoco pregunto qué es el clamor por el cambio socioeconómico en las teologías de la liberación.

No pregunto –otro ejemplo– cuál cuerpo doctrinal, en las teologías sistemáticas, podría dar cabal cuenta de los tópicos en las tradicionales textuales abrahámicas (judaísmos, islamismos y judeocristianismos).

No pregunto, e.g., cuáles métodos, en las teologías apologéticas, resultan más eficientes para adoctrinar y reprogramar la mente de los incautos. Ni pregunto por cuáles serían las cosmovisiones teológicas en determinado periodo y geografía documentadas por las teologías históricas.

Pregunto por la indagación en las manos de la persona que piensa y se cuestiona a sí mismo sobre el ser y la existencia en su sentido más general. En otras palabras, pregunto por las teorías y prácticas del librepensamiento en teología natural, teología filosófica o filosofía de la teología.

En particular, pregunto por la indagación personal sobre preguntas y cuestionamientos de gran calado sobre el ser y la existencia. Pregunto desde el hecho material de la subjetividad individual: limitada, propensa al error, por completo humana. Nada más, pero también nada menos.

Pregunto por el ejercicio intelectual, espiritual, que considera con seriedad el hecho epistémico por el cual no tenemos conocimiento confiable, justificado, sobre ningún supuesto mundo sobrenatural.

Saturday, November 10, 2018

Sobre «Dios» — Pensar las cosmovisiones judeocristianas


Cada vez que publico algo sobre el tema general de los judeocristianismos, también necesito precisar mi interés con antelación para mitigar posibles interpretaciones apresuradas. No por tener interés en pensar a fondo ese tema significa que tengo una agenda apologética o proselitista en favor de algún partido religioso. No por explorar el tema significa que busco adherirme a facción alguna, ya sea moderada o extremista, ya sea en favor o en contra, entre los diversos sistemas de creencias en las tradiciones religiosas judeocristianas. Me interesa intentar reflexiones socioculturales amplias que partan de la autocrítica. La autocrítica es necesaria pues algunas formas de judeocristianismo han imperado desde hace muchos siglos sobre muchas culturas, incluyendo las centradas en la lengua castellana; por lo cual, muchos de nosotros fuimos criados y permanecemos en ambientes socioculturales donde imperan las cosmovisiones judeocristianas. Yo ya no subscribo ninguna de esas cosmovisiones en su totalidad ni soy parte de ningún partido religioso relacionado. Mi interés está en entenderlas de una manera más amplia y madura intelectualmente.

¿Por qué pensar sobre la enorme diversidad de cosmovisiones judeocristianas? A lo largo de siglos, ha habido muchos pensadores que se han devanado los sesos y el corazón al respecto y ofrecen múltiples buenas razones. Por supuesto, mi interés me ha llevado a considerar tales razones; sin embargo, también he reflexionado sobre las razones propias durante mi recorrido personal. Por ejemplo, me pregunto cómo otros entienden la relación entre «tolerancia» y «respeto» en esa variedad de cosmovisiones.

Recién busqué la palabra «tribalismo» entre mis notas y encontré los siguientes párrafos. Los escribí hace quizá tres o cuatro años a la fecha. Recuerdo que con ellos respondí a un ex-correligionario durante una charla informal en donde nos poníamos al día. En esa ocasión charlamos de nuestras retrospectivas actuales sobre las pasiones judeocristianas durante nuestra pasada mocedad:

Recuerdo tener ese tipo de celo y de fervor ciego durante mi adolescencia y juventud temprana con respecto a una figura idealizada de Jesucristo. En retrospectiva, ahora pienso que estaba bajo los efectos de un enamoramiento hacia esa figura idealizada. El enamoramiento, como estado psicológico, fue una causa por lo que ese joven menso que fui cometiera tantas estupideces supuestamente en el nombre de Jesucristo. Pero del Jesucristo que estaba en mi mente, de la figurilla que yo mismo me construí en mi imaginación y que me embelesó.

Así como el amor y el enamoramiento no es, por mucho, lo mismo; así también lo histórico y lo imaginado no es, por mucho, lo mismo. Afirmar que lo imaginado es igual a lo histórico, y aún más, afirmarlo de manera fanática son signos de un enamoramiento dañino que ha llegado a la obcecación.

También pienso que «primitivo» es una buena palabra que refiere a la realidad del caso; es decir, para llegar a ese tipo de ceguera y ofuscación se requiere permanecer orientado únicamente por las pulsiones primordiales del animal humano que somos.

Por otro lado, pienso que no les hace falta educación. Al contrario, tienen mucha educación, pero de un tipo de educación basada principalmente en esas pulsiones primordiales. “Educación” no es sinónimo de algo positivo o “bueno”. No toda educación ayuda al individuo a desaprender y reaprender. No toda educación sirve para saber cuándo ajustar el rumbo en la vida, para echar marcha a atrás, para reorientarse con bases diferentes. Muchos tipos de educación tienen el rasgo del tribalismo más primitivo: “nuestras tradiciones son las mejores, por eso nosotros y nuestra educación es lo mejor para todos”. No todo tipo de educación cultiva personas cosmopolitas.

Apoyo la libertad religiosa en tanto sea ejercida por el individuo mismo, como adulto libre y maduro mentalmente. No la apoyo en tanto sea tomada como excusa para enajenar a infantes mentales. Esto segundo es una acción abusiva y no puedo tolerar un abuso, mucho menos respetarlo.

Respeto y tolerancia son dos cosas muy distintas. Confundirlas sigue siendo uno de los graves problemas que aquejan a las sociedades hoy en día.

Al buscar la palabra «respeto» en uno de mis blogs encuentro que ha sido un tema de muchas reflexiones: respeto.

En eso, entonces, estamos de acuerdo: son ideas distintas. Por lo cual no pueden tener significados iguales ni pueden substituirse una por la otra ni deben aplicarse de la misma manera a un mismo caso. Cada opinión requiere ser evaluada por separado y no todas las opiniones merecen la misma tolerancia pues no todas las opiniones son iguales. Algunas opiniones son mejores que otras. Algunas estarán más justificadas que otras.

Thursday, May 10, 2018

Sobre «Dios» — ¿Quién fue Jesús?


¿Quién fue Jesús, el así llamado Cristo o Mesías judío? ¿Qué dijo de sí mismo? ¿Quién dijo que él era? ¿Cuál fue su aportación central? ¿Qué dijo –por un lado– la persona histórica, aquel judío aldeano en la Palestina antigua, y –por otro lado– qué ha sido dicho por sus impostores a lo largo de veinte siglos a la fecha?

No me interesan las instituciones sectarias ni las tradiciones fanáticas sobre él, sino la persona histórica por sí misma —de cuya idealización permanecí religiosamente enamorado desde el año 1986 y en cuya búsqueda basé toda decisión en mi proyecto de vida hasta el año 2011.

No hay evidencia histórica de que tal persona haya escrito, por sí mismo, al menos uno de sus ideales o de sus enseñanzas. No hay evidencia de que tuviese intención de dejar un legado escrito para la posteridad. Quizá sus intenciones no contemplaron ninguna posteridad como la que hoy habito. Tal vez nunca quiso legar su mensaje para una posteridad en la que alguien como yo –no judío– pudiese entenderlo a cabalidad, a él –su vida y su muerte– y a su mensaje central.

Está claro que la Biblia es un muy complejo conjunto de textos antiguos y de orígenes judíos. Entender los judaísmos antiguos es requisito para entender a la persona histórica de Jesús, el así llamado Cristo o Mesías judío. Si no se entienden esos judaísmos, entonces uno corre el grave riesgo de malinterpretar tales textos antiguos: uno puede aceptar la insulsa idea de que las palabras en griego koiné de hace veinte siglos traducidas al castellano actual son palabras dirigidas a uno mismo. Si uno comete esa equivocación, entonces, analógicamente, la situación sería como si alguien leyera la fábula ‘Los tres cerditos y el lobo feroz’ y concluyera que su mensaje central es que la especie porcina puede construir casas a base de ladrillos.

El arameo era la lengua hablada en la Palestina antigua. Al parecer, no sobrevivió ningún texto escrito en arameo de aquella época en la Palestina antigua pues no contamos con ninguno. Los escritores afuera de aquella Palestina antigua escribían, típicamente, en el idioma más ampliamente utilizado en el Imperio Romano: el griego. Las más antiguas copias disponibles de los evangelios canónicos neotestamentarios están escritas en griego. Por lo que parece que los autores de esos textos vivieron fuera de Palestina y los escribieron décadas después de que Jesús había muerto.

Para evaluar por qué esos autores pusieron esas palabras en boca de Jesús, y para qué lo hicieron, se requiere aplicar el escrutinio histórico-crítico a esos textos antiguos.

Saturday, January 13, 2018

Sobre «Dios» — Belleza divina


¿Por qué algunos afirman saber lo que «Dios» dice? ¿Acaso suponen que «Dios» tiene boca para decir algo? ¿En cuál concepto de «Dios» se acepta que tenga una boca que funcione? Si tiene una boca, como una persona, ¿entonces también tiene todas las demás partes del cuerpo de una persona, incluyendo órganos genitales, y cada parte con sus debidas funciones?

¿Será acaso que la idea de un dios antropomórfico es tan, pero tan, estúpida como lo implicado en la última pregunta del párrafo anterior? Al parecer, la respuesta dependería del encuadre conceptual para cada interpretación posible. La estupidez de fondo consistiría en intentar entender alguna interpretación por fuera de su debido encuadre conceptual.

Por ejemplo, si en un encuadre se acepta la idea de la trinidad judeocristiana, entonces Jesús, el así llamado Cristo, sería simultáneamente un dios y un humano con todas sus partes funcionales. En este caso la idea de un dios antropomórfico no es estúpida.

Otros encuadres conceptuales no incluyen ningún mundo sobrenatural al mismo tiempo que atribuyen a «Dios» todos los rasgos propios de lo humano. En tales encuadres cabe el ser divino de sublime belleza que habita en alguna psique humana como resultado de una borrachera emocional del Eros indómito (enamoramiento). Así se explicaría la veneración de cualquier imagen que represente al objeto de ese ardiente deseo. Aquí tampoco es estúpida la idea de un dios antropomórfico.

Si la teología es antropología –como sugiere Feuerbach, y muchos otros– entonces la reflexión crítica de la idea de deidades antropomórficas incluye necesariamente la reflexión estética sobre la idea de belleza en los hechos materiales de la diversidad cultural en la especie humana. Además de considerar justificadamente algunos casos desde la psiquiatría en los que existan trastornos por excesos obsesivo-compulsivos o maniaco-depresivos por efecto del mismo Eros indómito.

Wednesday, December 27, 2017

Sobre «Dios» — Adultez y teología filosófica




Una expresión en teología filosófica podría ser un reventón emocional, una masturbación mental. Tales excesos son experiencias que cualquier adulto podría tener o provocarse. Un adulto, por analogía, podría excederse un poco con algunas substancias, ya sea con substancias internas (emociones) o externas (e.g., alcohol), para embriagarse con moderación y sin consecuencias irreparables; tan sólo como un caso específico de la experiencia estética general de disfrutarse a uno mismo.

Quizá la expresión filosófica en teología sea uno de esos excesos moderados sólo para adultos.

Sin embargo, algunas expresiones en teología filosófica podrían ser casos de estudio psiquiátrico cuando se acompañan de una marcada megalomanía: un delirio por el cual se pretende imponer a los demás la propia experiencia subjetiva en teología filosófica. Si los iniciadores de religiones ahora institucionalizadas o de avivamientos religiosos en el pasado padecían de tal experiencia delirante entonces eso, en parte, marcó el nacimiento de, por ejemplo, las tradiciones religiosas abrahámicas —judaísmos, cristianismos e islamismos—. Muchos casos megalomaníacos en la historia de las religiones podrían explicarse mejor no por acción alguna de ningún agente en un supuesto mundo sobrenatural sino por la falta de conciencia de uno mismo y por la escasez reflexiva sobre la condición humana que todos compartimos. Casos contemporáneos, por ejemplo, Kip McKean, Marshall Vian Summers, entre muchos otros casos, representan casos de estudio psiquiátrico si insisten en afirmar que su particular filosofía teológica pertenece a un ámbito de absoluta realidad objetiva verificable de manera repetible por terceros.

¿Alguien tiene algún inconveniente en que un adulto responsable disfrute con moderación de sus emociones propias o disfrute de una copa de vino? ¿Nadie? Bueno, pues tampoco entonces hay inconveniente en que ese mismo adulto se cultive en la teoría y en la práctica de la teología filosófica en tanto no padezca delirios megalomaníacos.