¿Cuál Ciencia?
El evento La Ciudad de las Ideas ocurrido en la Ciudad de Puebla, México, del 11 al 13 de noviembre de 2010 incluyó un debate entre ateos y teístas. En un formato similar al debate ocurrido durante el mismo evento del año 2009. ¿El universo tiene un propósito? fue la pregunta propuesta para iniciar el debate. Los debatientes son, en su mayoría, escritores y personas dedicadas a su compromiso con el pensamiento: Matt Ridley, Michael Shermer y Richard Dawkins representaron la posición atea, mientras que el rabino David Wolpe, William Lane Craig y Douglas Geivett la posición teísta. El científico teórico Michio Kaku antagonizó ambas posiciones.
Para mí representó un deleite escuchar a todos ellos y reflexionar en sus palabras. Lo cual refleja mi posición personal: para mí lo importante es adoptar una posición crítica con la cual pueda identificar buenas ideas y concederles su valor intrínseco. El análisis contextual de las ideas, de sus presuposiciones subyacentes, y de sus implicaciones, es el ejercicio interesante que aporta para el desarrollo del individuo y de sus opiniones. Probablemente por eso tiendo a identificarme con la posición representada por Michio Kaku acerca de las afirmaciones expresadas con ciento por ciento de certeza.
Dos hechos en particular me hicieron reflexionar sobre lo poco que está diseminado el conocimiento contemporáneo sobre la Ciencia y cómo esta se elabora:
Primero, en su intervención Michio Kaku preguntó: ¿Qué es la Ciencia?, seguido de la mención de algunos rasgos propios de la Ciencia contemporánea, con base en los relatos de la Ciencia más relevantes hoy en día. Entre dichos rasgos mencionó que la Ciencia es falsable, usando la palabra del inglés: falsifiable. Ante la cual la traductora, después de un titubeo, la tradujo al español usando la palabra: factible. Lo cual remite a un concepto totalmente diferente. Los oyentes de habla hispana que no tengan por costumbre la corroboración habrían quedado desprovistos de una palabra que remite a uno de los mejores conceptos para llegar a entender el pensamiento científico de hoy en día. Además, me parece que un ejercicio básico de autocrítica por parte del traductor —antes de aceptar el trabajo— incluiría una valoración de su habilidad para traducir adecuadamente al español lo que diga un científico de habla inglesa. Sin mencionar la atención a ese detalle importante por parte de los organizadores del evento.
Segundo, durante el debate también participaron miembros del público presente y un señor, maduro físicamente, comentó que la Ciencia se ocupa de lo “observable” y que la religión se ocupa de cosas no observables. Estoy de acuerdo con que la Ciencia se ocupa de lo observable pero únicamente si consideramos, de manera exclusiva, el relato de la Ciencia proveniente del positivismo lógico prevaleciente en el primer tercio del siglo XX. El desarrollo de la filosofía de la Ciencia desde entonces ha demostrado que la observación, en realidad, no ocupa un lugar tan relevante como para caracterizar a la formación del conocimiento científico. Hoy en día, la teoría y la experimentación ocupan los lugares más relevantes para la empresa científica.
Por lo tanto, cuando alguien menciona a la Ciencia cabe preguntar: ¿a cuál Ciencia, y de cuál época, te refieres?
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