Las ideas no son personas
Reproduzco un texto que recién aporté en el foro de una red social en Internet, dicha red social está asociada al grupo conocido por sus siglas ICOC (International Churches Of Christ) :
Reitero mi propuesta para que este sea un foro centrado en la expresión y en el debate de las ideas, no en la denostación de las personas que expresan sus ideas. Los espacios públicos en Internet no son un medio adecuado para tratar asuntos personales pues la comunicación se limita típicamente a la palabra escrita y ésta no es suficiente para una comunicación completa, requerida para tratar temas relevantes donde estén involucradas las emociones.
Las ideas se pueden debatir y desmenuzar por medio del raciocinio y se puede obtener algo positivo de ello. Las personas —que son algo separado y diferente de las ideas— merecen otro trato. Si no hacemos esa separación se incurre en terribles equivocaciones. Como por ejemplo, presumir conocimiento acerca de una persona sin darle la oportunidad de aclarar las dudas que nosotros tengamos acerca de sus palabras. El tropiezo consiste en asumir demasiado, pensar que se conoce a alguien pero errar por completo al imponer un contexto propio a las palabras del otro. Muy lamentable.
Sí, me parece que es cierto que cada persona es un mundo, y confundir a las personas con las ideas ha causado mucho dolor a lo largo de la Historia, y en particular en la historia del cristianismo. El cristianismo me ha interesado mucho desde mi infancia física, y ahora voy dándome cuenta que es mucho más amplio de lo que pensé. Digamos que el cristianismo va de la A hasta la Z, y para conocerlo no basta quedarse en A y B, sino que es necesario estar dispuesto a seguir aprendiendo, como un perpetuo aprendiz. Hace ya muchos años tomé la decisión de preferir comprar libros del tema para investigar ampliamente por cuenta propia pues aspiro algún día ser un principiante de teólogo cristiano. He preferido comprar libros en lugar de comprar automóvil, ropa innecesaria, casa, etc., decidí vivir con lo indispensable con tal de llegar a conocer más acerca de lo que es muy importante para mí.
Veo con preocupación que en la iglesia no se promueve el pensamiento crítico sino que se incurre en un adoctrinamiento que refleja los peores aspectos de la historia del cristianismo. Ni siquiera se conoce qué es eso de pensamiento crítico y se confunde con murmuración. Como consecuencia se vitupera a quien intenta practicar el pensamiento crítico. Se repiten una y otra vez los mismos patrones que han causado la mala fama del mundo religioso cristiano desde sus primeros siglos. Pocos individuos se han dado cuenta que ellos individualmente son la iglesia, no la institución, el Evangelio cristiano es para los individuos, no para las instituciones. Al no interiorizar eso, dependen perpetuamente de un “pensamiento grupal” o una “visión colectiva” que los hace desarraigarse de su ser, de lo que realmente les puede ofrecer un genuino crecimiento espiritual.
El Evangelio cristiano tiene enormes riquezas pero las condiciones para que el individuo acceda a ellas no están dadas como para mantener un intermediarismo de clérigos o ministros de culto que sólo terminan estorbando pues salen en defensa de sus propios intereses y asumen precipitadamente que hablan por cuenta de toda su feligresía. A los clérigos no les conviene que los individuos se desarrollen por su cuenta pues el papel paternalista del clérigo se tornaría irrelevante. Por el contrario, las condiciones en que nos llega la Biblia son tales que implica que los individuos busquen su propia educación —lo cual es diferente de la mera escolarización—, el entusiasmo no basta, una fe ignorante no alcanza. Hasta donde recuerdo siempre la consigna en la iglesia había sido: estudia la Biblia por ti mismo. Pero es lamentable que muchos individuos se queden tan sólo con lo que les dicen los demás, a decir de su conducta, no les interesa realmente el cristianismo, tan sólo les interesa “sentirse en la verdad” y “no desgastarse”, pareciera que sólo “lo práctico” vale. Un grupo numeroso de tales individuos ha resultado muy peligroso para quienes sean diferentes que ellos, como se puede constatar en la Historia. Pues aquel que piense diferente que ellos, necesariamente está errado y no es de la luz, y es un enemigo que debe ser derrotado para que ellos puedan seguir “sintiéndose en la luz”.
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