El dinero y el perro
“Con dinero baila el perro” —dice una popular frase usada como explicación ante la súbita posibilidad de hacer algo que otrora no era posible, y que se hizo posible debido al efecto producido al intervenir el interés, y la correspondiente satisfacción, por el dinero.
Sí, el dinero mueve muchas partes del mundo estos días, y así el perro mundo baila. ¿Y cómo va el baile? ¿A quién divierte más? Como la diversión ya está muy desbalanceada es que se dice que el baile ya dejó de ser divertido. El ejercicio del pensamiento ético podría identificar que el baile de las sillas musicales está amañado y desproporcionadamente cargado para que siempre ganen los mismos. Por lo que los razonamientos éticos más justos tienden a converger en la necesidad de un juego por completo nuevo y con reglas distintas. Reglas que ayuden a distinguir entre exceso y necesidad.
La reciente página referida hace alusión a cierto tipo de imágenes que contrastan de manera drástica la riqueza financiera y la miseria material; pero ese tipo de imágenes existen desde hace mucho tiempo y tal condición de miseria permanece. Pues esa condición, allá o aquí, no es un accidente o un efecto colateral del sistema económico basado en el dinero sino que la escasez y la deuda son características necesarias para que el sistema monetario funcione. Con las economías actuales, cimentadas sobre un sistema monetario que funciona a base de escasez y deuda, estas condiciones de miseria se han perpetuado; es decir, estas condiciones no son un accidente del sistema sino parte de su propio diseño. Las economías basadas en dinero requieren, para su debido funcionamiento, permanentes niveles de escasez y deuda. La idea de que la economía mundial sólo puede funcionar a base de dinero representa uno de los dogmas más perniciosos para el futuro de la humanidad.
Por lo cual, esta desproporción ya cae en el terreno de lo inmoral: que el juego del dinero que perpetúa la escasez y la deuda deba permanecer para que ganen siempre los mismos. Hoy, con las ciencias y las tecnologías actuales, hay más que suficiente alimento para todos en el planeta, pero el mayor impedimento para su distribución es el sistema monetario. Ahora entiendo por qué tales imágenes existen desde hace tanto tiempo, sin que se vea cómo cambiará la situación; misma que continuará a menos que desaparezca el sistema monetario tal y como lo conocemos hoy.
Una de las peores desdichas de la especie humana es que teniendo los medios, con las ciencias y tecnologías actuales, para erradicar la hambruna y la miseria alimenticia prefiramos mantener un sistema que ni siquiera se deriva de ley natural alguna sino de las nociones institucionalizadas culturalmente: el sistema monetario como dogma incuestionable, como otro tipo de credo religioso que sustenta otra forma de religión vulgar; el mercantilismo aplicado a cosas que no deben ser objeto de comercio como la salud, el agua fresca, el alimento más básico, etc.
Sí, cambiar el sistema monetario requerirá mucha preparación pues implica revisar muchos otros conceptos desde la raíz; como el concepto de trabajo, contribución social, etc. Por lo que tal preparación no sólo es necesaria para los “expertos” sino también para aquel ciudadano que busque contribuir a las soluciones que tanto se requieren en este mundo. Ahora, los estudios formales ya han sido hechos desde hace ya tiempo. Varios economistas, incluyendo algunos premios Nobel como Joseph E. Stiglitz, han indicado que el presente sistema ya dejó de funcionar y ya han presentado propuestas en las cuales el concepto de dinero desaparece. Lo que aquel recién mencionado ciudadano debe hacer es precisamente prepararse y mejorar sus creencias y opiniones pues en esos nuevos esquemas económicos el sacarse uno mismo del analfabetismo económico, político, científico, filosófico, etc., es en sí misma la aportación individual más importante a la sociedad. Yo reconozco mi estado de analfabetismo en muchas áreas, tal que aún no podría articular respuestas claras y concisas para tantas de mis preguntas ante una sociedad donde el dinero ya no exista. Puedo explicar someramente la idea general de una economía basada en recursos en lugar que en dinero, pero aún me falta mucho por entender.
El sistema económico ya no funciona, quiero cambiar el sistema, por eso quiero cambiar o mejorar mi percepción del dinero y mi definición de necesidad.
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