Sobre ser adulto
peri ou poluV hmin o logoV kai dusermhneutoV legein, epei nwqroi gegonate taiV akoaiV. kai gar ofeilonteV einai didaskaloi dia ton cronon, palin creian ecete tou didaskein umaV tina ta stoiceia thV archV twn logiwn tou qeou, kai gegonate creian econteV galaktoV, [kai] ou stereaV trofhV. paV gar o metecwn galaktoV apeiroV logou dikaiosunhV, nhpioV gar estin: teleiwn de estin h sterea trofh, twn dia thn exin ta aisqhthria gegumnasmena econtwn proV diakrisin kalou te kai kakou.
¿Se trata de leer o de estudiar la Biblia?
El fragmento anterior pertenece al texto griego del libro Carta a los Hebreos 5:11-14; hay mucho que se puede estudiar del mensaje en sí mismo tanto como lo que hay a su alrededor. No obstante el debate entre si el idioma original haya sido hebreo o griego, o si el autor fue Lucas o Pablo, las notas a continuación se enfocan en una pregunta diferente, en una de las principales preguntas que se aplican al estudio de textos, como la Biblia, en general y es: ¿Cómo puedo mejorar mi entendimiento del significado del mensaje?
A continuación se presenta un pequeño recorrido hacia una respuesta para esa pregunta principal que atiende este breve escrito y se hace por medio de otras preguntas vinculadas y planteamientos para su consideración, estimado lector.
Primero, consideremos la pregunta: ¿Hasta qué profundidad debo estudiar la Biblia? La respuesta, claro está, dependerá del interés personal. La historia de la Biblia registra muchas personas muy interesadas en su estudio, tal que, hoy en día resulta enriquecedor conocer lo que tienen que decir al respecto una selección diversa de ellos. De ese modo es posible reflexionar acerca de los costos y beneficios en el contexto de esos intereses y sus consecuencias, valorando críticamente los diferentes planteamientos y contrastándolos con otros esquemas que han ayudado al ser humano a conseguir conocimiento confiable acerca del interés principal en situaciones afines, a saber, el significado de textos antiguos.
Continuemos ahora con otra pregunta: ¿Se requiere estudiar la Biblia en la palabra escrita original para poder entenderla? La pregunta resulta embustera en la forma tan abierta en que se plantea, y lo es a propósito, con la intención de provocar reflexión, de provocar el impulso de responderla pues cada respuesta dice más acerca de quien responde que del tema en cuestión. Hay muchas formas de responder a tal pregunta, por ejemplo, en monosílabos: sí o no; pero eso no parece ser una forma muy seria o muy pensada pues respuestas simplistas no abordan la naturaleza del tema ni sus implicaciones; algo interesante, sin embargo, de dichas respuestas es lo que revelan acerca de quienes las prefieren.
Las formas más serias para responder preguntas suelen incluir una indagación previa para lograr identificar lo que en realidad se está preguntando, seguida de un gentil ofrecimiento de información útil para quien pregunta tenga elementos para llegar a su propia respuesta, en lugar de sólo presentarle la información que lo lleve a una conclusión en particular. Esta forma de responder también dice algo más acerca de quienes la favorecen.
¿Qué se consigue al estudiar?
Pero ¿de qué otra cosa nos pueden hablar las respuestas y mensajes que recibimos, que no sea del tema en cuestión? ¿Cómo nos damos cuenta de los mensajes subyacentes a los textos, a los sucesos, o a las oratorias expositivas? He aquí la esencia del asunto, la substancia presente en el inicio de todas las cosas para un ser humano y que impone los límites de sus facultades, dicha substancia la llamaremos: su ser interno —también conocido como estado de consciencia, carácter, o espíritu—, pues de este núcleo intangible y de su desarrollo depende la adultez o madurez de una persona y por lo tanto, la manera en que el mundo exterior a su alrededor llega o no llega a ser conocido por la misma.
El ser interno está hecho de nuestros pensamientos y emociones, al cultivarse puede alcanzar un enorme tamaño, todo un mundo contenido dentro de una persona. Sin embargo, este mundo es inalcanzable directamente por otras personas, estas sólo podrán conocer su contenido por medio de las manifestaciones externas, por la comunicación o el comportamiento.
Así pues, tenemos dos mundos inmensos, el interior y el exterior, que no tienen contacto directo entre sí. Todo lo que podría cruzar del uno al otro tiene que pasar por una estrecha ventana llamada percepción. Es aquí donde se presenta uno de los pasos más importantes en la vida adulta y consiste en reconocer que dicha ventana de percepción está borrosa y lo que obtendremos de ella siempre se nos presentará en forma difusa, siempre susceptible de mejora y nunca completa ni absolutamente nítida. Una vez que este paso ha sido dado, el ser humano está en posición de activar una y otra vez ese proceso, el aprendizaje, por el cual podremos conseguir cada vez mejores percepciones del mundo exterior, o de otro ser humano —incluyendo a esa persona con quien se está cuando se está solo: uno mismo.
La realidad a nuestro alrededor, pues, es como un territorio infinito, nunca disponible en forma directa, sobre el que viajamos contando tan sólo con mapas hechos de percepciones. El éxito de nuestro viaje dependerá de la fidelidad de los mapas que utilicemos y de cómo nos conseguimos cada vez mejores mapas. ¿Qué podría lograr un cartero novato tratando de desempeñar su trabajo en la Ciudad de México, pero utilizando únicamente un mapa de la Ciudad de Guadalajara? Pues, a menos que se consiga un mejor mapa, sólo lograría permanecer profundamente perdido, es decir, alejándose en dirección opuesta a la dirección de la realidad.
Cuando estudiamos, a lo que aspiramos es a conseguir cada vez mejores mapas de la realidad. Entender es un caminar continuo, no es una posición fija e inamovible.
El reflejo inevitable
Dadas así las cosas, un mensaje entre seres humanos no podrá comunicarse de forma enteramente pura e inalterable, sino que en su transmisión siempre estarán presentes los efectos de la percepción humana. Un efecto común en el contenido del mensaje es el cambio gradual de la proporción entre lo original y lo percibido, donde la cantidad del mensaje original tiende a disminuir mientras que la cantidad de lo percibido aumenta. Tanto es así que —reiterando— una persona al hablar o escribir de un tema cualquiera comunica más acerca de lo que ella es, que del tema en cuestión.
Un caso muy común ocurre durante las reuniones religiosas organizadas tradicionalmente por los cleros regulares en la actualidad, típicamente en días Domingo o entre semana. En algún punto de la reunión un miembro del clero regular lleva a cabo una oratoria expositiva de algún tema de su elección (la naturaleza misma de la oratoria expositiva consiste precisamente en presentar la percepción del orador acerca del tema), la elección del tema y los puntos resaltados durante el desarrollo del mismo sirven, en general, a los intereses, objetivos, miedos, creencias y metas del clero regular en cuestión y a la agenda personal del orador en particular. Esto no es ni bueno ni malo, simplemente es inevitable que así sea pues, primero, somos seres humanos y, segundo, es lo que ocurre naturalmente cuando se prefiere la oratoria expositiva. Hasta aquí no hemos dicho nada acerca de las verdaderas intenciones del clero regular que, como figura de autoridad, se asume que son buenas; pero como ya es bien sabido, lo que en realidad importa a largo plazo no son las intenciones sino las implicaciones y consecuencias de lo que se hace. Para este caso, una consecuencia típica es que la audiencia adopte una percepción dogmática del tema, a menos que cuenten con el hábito de aprender pensando críticamente.
Por tanto, podemos observar que lo que está alrededor de la comunicación de un mensaje también nos habla —como un reflejo inevitable— de los intereses, objetivos y la agenda general de quien lo comunica, es decir, nos habla de lo que son los asuntos de verdadera importancia para dicha persona y que no necesaria ni automáticamente coincidirán con lo que es importante para el autor de quien proviene el mensaje original.
Otro caso, de la historia eclesiástica esta vez, ocurre con algunos mensajes en la Biblia acerca del papel que deben jugar las mujeres en la religión. A pesar de que Jesús tenía a muchas mujeres entre sus seguidores y que su predicación —como también la de Pablo— implicaba la igualdad entre ricos y pobres, libres y esclavos, hombres y mujeres, en los primeros siglos del cristianismo se rivalizaba sobre cuál debería ser el papel de las mujeres en las iglesias, tal que la transmisión textual de los libros del Nuevo Testamento llegó a ser afectada por motivo de dichas rivalidades, llegando a ocurrir modificaciones al texto por parte de escribas o copistas con el fin de que el texto coincidiera con sus ideas de que las mujeres en las iglesias deberían tener un papel muy limitado y denigrante. En la transmisión de este tema también se puede observar lo que era importante para los transmisores, que no necesariamente coincide con lo que era importante para los autores de quienes estos se supone eran portavoces.
Para el caso de un estudio responsable y serio de la Biblia se cuenta con varias disciplinas que ayudan a estudiar sistemáticamente el significado de sus mensajes. Una de ellas es conocida como la disciplina de la crítica textual, la cual tiene un papel importante para establecer el texto más confiable; lo cual es un paso en el proceso y la práctica de la exégesis. Un ejemplo del resultado de hacer exégesis bíblica son las ediciones en idioma español o en cualquier otro que no sea el idioma del texto más confiable. Dichas traducciones del hebreo, griego o arameo son, a final de cuentas, una percepción más en la cadena de transmisión de los mensajes y sujeta al reflejo inevitable de los transmisores. El lector puede usar lo presentado aquí para sacar sus propias conclusiones acerca de si considera necesario estudiar la Biblia en las lenguas originales para poder seguir buscando su significado, o si todo puede ser dejado con entera despreocupación en manos de los transmisores supuestamente desinteresados e imparciales.
Conclusiones
Con base en lo anterior estamos en posición de identificar elementos fundamentales a considerar para un estudio amplio y profundo de cualquier mensaje hablado o escrito. Por cierto, esa es una manera útil para mejorar nuestro entendimiento del significado de cualquier mensaje, estudiándolo amplia y profundamente.
Primero, es indispensable mantenerse en una interminable búsqueda del significado del mensaje en sí mismo, siempre dispuestos a mejorar nuestras conclusiones y creencias con base en nueva información confirmada.
Segundo, el significado resulta inseparable del reflejo de quien comunica el mensaje, y esto es así simplemente debido a la naturaleza de la comunicación humana. Por tanto, la búsqueda del significado siempre requiere reflexionar al respecto.
Tercero, las herramientas de pensamiento para llevar a cabo estudios más profundos de la Biblia existen y no representan algo extraordinario, al contrario, son esfuerzos habituales para aquellos interesados en el aprendizaje y en adquirir profundidad en los temas de su interés. Nótese que para su utilización responsable hay algunos requisitos previos sobre los cuales dichas herramientas están basadas, estos requisitos son similares a lo requerido cuando se practica la reflexión filosófica seria, y forman parte del campo de la filosofía de la ciencia, de la filosofía de la religión, así como del campo de la filosofía moral.
Estas conclusiones, probablemente, podrían clasificarse como sólo para adultos, pues ofrecen únicamente puntos de partida para que el lector interesado active sus capacidades de aprendizaje y emprenda por sí mismo la aventura, es decir, estas conclusiones no ofrecen respuestas ya digeridas, fáciles, convenientes, aceptadas; no ofrecen ese tipo de respuestas que ya no dejan lugar para la necesidad de pensar por sí mismo. Por el contrario, se está proponiendo que la persona interesada continúe con el desarrollo de su vida interior por medio de abolir la tutela mental bajo la cual algunas autoridades establecidas, seculares o religiosas, desean que permanezca simplemente porque les parece más conveniente favorecer la permanencia de las organizaciones por encima del desarrollo de los individuos.
Los siguientes pasos dependen de usted, estimado lector, como siempre ha sido con el tema de ser adulto. Considere por favor los requisitos mencionados en la tercera conclusión, donde hay voluntad siempre hay forma de aprender. La madurez y el desarrollo pleno de nuestras facultades es un caminar constante, no se trata de haber llegado, sino de mantener la actitud emprendedora.
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