Voluntad y descrédito
Los seres humanos tenemos una dotación diaria de voluntad que en condiciones generales de salud cada uno usa diariamente como mejor convenga a los planes y propósitos personales. Las decisiones voluntarias en general se pueden considerar como libres (aunque alguien podrá discutir el efecto que tienen factores externos como la popularidad, el entusiasmo excesivo o la autoridad, sobre nuestra supuesta libertad), inclusive la decisión de extender la mano ofreciendo la cartera al ladrón que apunta su pistola a la cabeza de uno; también en este caso un mínimo de consideración a los pros y a los contras pudo haber ocurrido previo a la decisión de mover cuidadosamente tu brazo para sacar la cartera. De cualquier modo, uno es responsable de sus decisiones, independientemente de si las tomamos con plena consciencia de los pros y de los contras o nos han sido impuestas por los efectos de la tutela intelectual que tan afanosamente algunas autoridades buscan adquirir sobre el mayor número de personas posible.
Para un aprendiz de Jesús El Cristo, el ejercicio de su voluntad incluye la preferencia por las ideas y opiniones de su maestro; con base en la clase de amor que Dios ha demostrado tener para con el ser humano podemos decir que no se trata de una imposición autoritaria al estilo “por mandato de Dios” ó “Dios lo quiere así” sino por el aprendizaje que lleva a cabo el alumno y cuyo resultado es la adquisición de dichas ideas y opiniones como propias. Lo anterior también se conoce como uno de los efectos de aquel cambio de mentalidad ocurrido en el arrepentimiento por convicción de pecado.
Dadas así las cosas, un cristiano en pleno ejercicio de voluntad propia tiende [nota 1] a considerar miras y opiniones similares a las de Jesús El Cristo para sus decisiones, incluyendo aplicar un freno ante lo que no es propio de lo que él mismo es.
Por ejemplo, decir algo públicamente de lo cual no se está seguro, corriendo el riesgo de caer en descrédito [nota 2] en el caso que lo dicho no sea verdad. ¿Cómo entonces alguien que no conoce de ciencia expresa públicamente reprobaciones y censuras en contra de la ciencia en general? ó ¿Cómo puede alguien sin la mínima preparación filosófica intenta responder públicamente a una pregunta tan profunda como “qué es la verdad” con una respuesta al vapor como “...es la realidad”? ó ¿Cómo puede alguien decir públicamente que ha leído los escritos de Sócrates en soporte de un juicio personal? ¿Cómo pudo ser esto así? Siendo que es sabido que no existe escrito alguno por parte de Sócrates pues él no nos dejó ningún escrito del que se tenga registro. ¿Por qué alguien desde una posición de autoridad se dirige a su audiencia opinando de algo en lo que no es competente?
Lamentablemente, este comportamiento se puede observar en autoridades que al parecer desconocen la fuente de su autoridad; religiosos desacreditando aspectos científicos sin saber de lo que están hablando, o científicos hablando de algo que no conocen al desacreditar aspectos religiosos en general ¿Habrán pensado éstos oradores en la calidad del servicio que prestan a sus correspondientes audiencias siendo ellos mismos los que terminan en una posición de descrédito? ¿Por qué no aplican freno a sus palabras antes de hablar de algo que no conocen? ¿Acaso la Biblia no contiene enseñanzas para las autoridades religiosas acerca del descrédito [nota 3]? ¿Acaso la ciencia no incluye la ética en contra de emitir opiniones irresponsablemente?
La cantidad de daño causado en la mente de la audiencia correspondiente debido a la manera que ejercieron su voluntad dichos oradores está en proporción inversa a la difusión de los beneficios del pensamiento crítico en dicha audiencia, en otras palabras, si hay poca o nula difusión de la práctica del pensamiento crítico entonces los daños son colosales, tanto que pueden de hecho llegar a impedir que la audiencia consiga los medios para perseverar en la búsqueda constante de la verdad quedándose por siempre en la oscuridad del dogmatismo.
Cada uno es responsable de sus decisiones, desde el fariseo en la Judea del primer siglo, el científico investigando el genoma humano o la energía nuclear, ministro de culto o clero regular dirigiéndose a su feligresía o clero secular, una madre o padre enseñando a sus hijos, hasta el que responde a una simple pregunta para llegar al baño más cercano. Cada uno tiene una dotación diaria de voluntad, la pregunta es ¿Qué vas a hacer con ella hoy?
Notas:
Han pasado muchos años desde que Jesús El Cristo estuvo físicamente entre los seres humanos y Dios eligió preservar sus enseñanzas en la forma de un libro, la Biblia. No hay más fuentes, es el libro y lo que Dios diseñó en nosotros. Dios parece considerar que con eso es suficiente para obtener conocimiento confiable acerca de Él, y lo es. El diseño del objeto más complejo en el universo conocido: el cerebro humano, es una obra maestra que todos tenemos y que permite la existencia y el desarrollo de la vida interna (pensamientos y emociones), la mente razonante y los sentimientos juegan un papel para la vida cristiana. Pareciera entonces que el amor al ser humano, por el ser humano mismo —es decir, humanismo— es parte consecuente del cristianismo aplicado, incluyendo entonces la actitud generadora de la filosofía, de la teología, y de la ciencia; es por eso que el camino de un cristiano en la actualidad tiende a alinearse con estos campos del saber para llegar a conocer por sí mismo las miras y opiniones originales de Jesús El Cristo.
Descrédito —según el diccionario de la Academia de la Lengua Española— es la disminución o pérdida de buena reputación o respeto de las personas, o del valor y estima de las cosas.
El borrador original de este artículo contenía en este punto la referencia al versículo 1ª Timoteo 3:7 en la Biblia, la revisión a dicho borrador antes de la publicación del presente artículo incluye la recomendación para cambiar la referencia por 2ª Timoteo 2:15 pues contiene una enseñanza para la autoridad religiosa implicando que quien enseña debiera hacer el máximo esfuerzo para enseñar la palabra con la mayor precisión posible, y evitar los errores al máximo. La versión final de este artículo no contiene referencias a versículos individuales pues se ha observado que hacer eso es una manera muy poco seria de utilizar la Biblia ya que en realidad la unidad mínima de referencia para un estudio responsable de la Biblia equivale al pasaje y no al versículo.
Ajustes a la fecha:
Diciembre 2010: Los siguientes enunciados requieren justificación:
“...Dios eligió preservar sus enseñanzas en la forma de un libro, la Biblia...” | ¿Cuál es el contexto para la verdad o falsedad de este enunciado? En particular: ¿qué sostiene a una afirmación acerca de lo que Dios eligió? |
“...No hay más fuentes, es el libro y lo que Dios diseñó en nosotros...” | ¿Se asume acaso la idea de un dios que realiza actividades humanas como el acto de diseñar? ¿No es acaso muy estrecha la visión de un dios antropomórfico? |
“...para llegar a conocer por sí mismo las miras y opiniones originales de Jesús El Cristo...” | La tarea para adquirir tal conocimiento no es trivial. Implica la evaluación de una teoría cristológica. ¿Dónde están los resultados de tal evaluación? Cabe la pregunta de si tal teoría no tendría también el mismo propósito general que tiene la Ciencia natural: conocernos a nosotros mismos; o como lo pregunta Erwin Schrödinger: ¿Qué somos? |
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