¿Liderazgo?
Durante los más de veinte años que fui miembro de la Iglesia Internacional de Cristo (ICOC), y durante diez años —anteriores a ese periodo de veinte años— como parte de otras sectas religiosas católicas y evangélicas, observé y aprendí muchas ideas positivas que luego se tornaron negativas y también ideas negativas que luego se tornaron positivas; las ideas positivas que han permanecido positivas no son ideas religiosas sino ideas humanistas o humanitarias. Un poco sobre mi recorrido personal y la evolución de mi pensamiento sobre el tema religioso se puede consultar en la siguiente página, la cual he actualizado periódicamente: Un recorrido.
En esta ocasión quiero reflexionar sobre una idea que creí positiva pero ya no la considero así: liderazgo. Cuando he mencionado esto no ha faltado quien replica apresuradamente afirmando que el liderazgo es absolutamente necesario para el avance y el progreso de la sociedad y que ningún logro puede alcanzarse sin la presencia de una persona a la cual seguir, reconociéndola como jefe u orientador.
Después de cuestionar y discutir un par de minutos al respecto se hace evidente que quien sostiene esa opinión carece de información sobre las experiencias, los resultados, y el esquema conceptual del trabajo cooperativo entre iguales. Al parecer los esquemas sociales jerarquizados —cuyo origen se puede trazar desde las tradiciones religiosas abrahámicas de la antigüedad y cuya formulación teológico-filosófica ocurre en la Edad Media, con Tomás de Aquino— están muy impregnados en el imaginario social, debido, en parte, a los efectos mentales del adoctrinamiento religioso en la infancia o juventud y que se han perpetuado tradicionalmente por generaciones.
Pero la «tradición», como proceso social, si bien es necesaria para aprender cosas útiles, como el lenguaje, no debe ser tomada como justificación para sostener una opinión, debido a que el contexto original de una idea no se transmite junto con la idea en el proceso de la tradición, y por lo tanto no se puede revaluar la pertinencia de la idea ante nuevos contextos. Una opinión necesita mucho más que la tradición para sostenerse; un buen soporte para una opinión consta de un conjunto de evidencias de tipo variado. ¿Cuál es la evidencia para afirmar que el liderazgo es absolutamente necesario?
Ante tal pregunta, en tono de completa seguridad, he escuchado la respuesta: “la sociedad tal y como la conocemos, ¡esa es mi evidencia!”, y no deja de causarme mucho asombro tal respuesta. ¿El progreso de la Humanidad se ha debido a la presencia de una persona a la cual seguir, reconociéndola como jefe u orientador? ¿O, quizá, se ha debido más a personajes cuestionadores, inquisitivos y curiosos, que en plena rebeldía en contra de lo establecido han investigado y con sus propias mentes y manos han forjado algo para un mayor bienestar general? El liderazgo, popularmente entendido, parece funcionar para mantener lo establecido, o para mantener las prioridades de unos pocos por encima de las prioridades de muchos, pero no para servir al progreso o mejora, para romper con lo establecido, para avanzar a otros estados de mayor bienestar general. Por eso, tanto en aspectos personales, e.g., la libertad de conciencia, como en aspectos profesionales y políticos, ese concepto de liderazgo dejó de ser positivo para mí.
Sospecho que muchos, en posiciones de ese tipo de liderazgo jerárquico, son lo suficientemente inteligentes para tomar completa conciencia de lo negativo de su rol y quisieran cambiar o abandonar tal posición de liderazgo, pero la presión jerárquica “de arriba y de abajo”, y también la presión personal o familiar, suele ser mucha y no ven cómo podrían cambiar el rumbo de su vida hacia algo que edifique su persona con base en su ser propio. O quizá algunos de esos líderes anhelan intentar ser ellos mismos en lugar de seguir lo que la sociedad les ha dictado que deben ser. He sabido de no pocos líderes que han logrado por ellos mismos hacer ese cambio, para bien de ellos mismos. Pero sospecho que habrá otros muchos que no saben cómo proceder o cómo siquiera platicar con alguien del asunto.
Sin embargo, tal como no falta quien ayude a una persona a entrar en un esquema de absoluto comando y control jerárquico —sea en una organización religiosa o corporativista— así también no falta quien ayude a una persona a salir de ella. Recién me topé con el siguiente artículo y video que menciona una comunidad que presta oídos para aquellos líderes —en este caso clérigos o ministros de culto— que gusten platicar de sus inquietudes al respecto.
Algunas referencias:
Sitio de la comunidad mencionada: The Clergy Project.
Página en Facebook de tal comunidad: The Clergy Project en Facebook.
Artículo referido: Pastor Abandons Flock for Atheism.
Video relacionado con el artículo:
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