Marco A. Dorantes

Este es uno de mis primeros blogs* (aquí hay una lista de mis blogs sobre temas de mi interés).
Además, mis aportaciones en un seminario de introducción a la Filosofía.
*blog es una contracción de weblog: un diario o bitácora pública como medio de expresión personal.

Saturday, March 26, 2016

Sobre «Dios» — ¿Apología de qué?


¿Qué defienden los apologetas cristianos? ¿La compasión, la libertad de conciencia, el amor, la amistad? Todo eso pertenece a la especie humana y ningún cristianismo —en todas sus variedades— posee el monopolio de esos valores humanos.

Entonces, ¿qué defienden? ¿Un sistema de creencias en particular, un conjunto preferido de dogmas?

¿Por qué alguien prefiere defender un conjunto fanático de dogmas por encima de valores humanos? ¿Se debe acaso a un intenso condicionamiento sectario? De ser así, si estos apologetas tan sólo son esbirros de alguna secta fanática cristiana, ¿cuál es el sentido de llamarles “maestros” de la Biblia? ¿Por qué no mejor sicarios de la cerrazón y del prejuicio?

¿Qué es un «maestro»? ¿Qué es la «Biblia»? ¿Quién es un «maestro de la Biblia»?

Mi propuesta es que cada uno reflexione sobre estas preguntas. Pero será necesario antes que cada uno recuerde qué es «reflexionar»; es decir, pensar atenta y detenidamente un asunto, especialmente la identificación y la reevaluación de las presuposiciones propias sobre dicho asunto.

La falta de reflexión crítica personal para identificar las presuposiciones propias a la hora de responder esas preguntas ha sido, en parte, la causa de muchos tropiezos en los resbaladizos suelos de los judeocristianismos. Esa falta de sentido crítico personal ha también sido la causa de la proliferación de tantos impostores así mismos llamados “maestros de la Biblia”.

Para mí está claro que antes acepté como «maestros de la Biblia» a quienes ahora reconozco sólo como entusiastas aficionados al paternalismo; algunos de ellos con “buenas” intenciones, pero ninguno con el rasgo que ahora busco en un maestro: enseña a cuestionar el asunto por uno mismo y a dudar atinadamente de lo enseñado.

Si alguien está realmente interesado en la Biblia debería conseguirse buenos maestros; es decir, quienes no endurezcan nuestras presuposiciones sino que ayuden a que cada uno mejore o cambie de mentalidad de manera justificada.

Por ejemplo, antes presupuse que los cristianismos eran algo por completo diferente de los judaísmos, pero no tengo justificación para ese presupuesto pues los cristianismos son formas de judaísmos.

Los judeocristianismos son un variado complejo de formas simbólicas; es decir, son como lentes de color a través de los cuales se observa y se interpreta una realidad sociocultural (un mundo lingüístico) dentro de una misma realidad natural (el mundo afuera, independiente, del lenguaje humano). Analizar los efectos de los judeocristianismos en una sociedad es una parte importante para llegar a comprender esa sociedad. Las sociedades contemporáneas tienen muchas influencias de los judeocristianismos y a mí me interesa identificarlas y quizá llegar a comprenderlas históricamente. Por lo que tomo nota del discurso de algún judeocristianismo, su narrativa simbólica, para luego corroborar las similitudes y las diferencias en estudios comparados. Por fortuna, hay muchos textos antiguos con los que se pueden hacer distinciones pertinentes entre discursos disímiles. Por ejemplo, por sólo mencionar un par de casos, hubo —y hay— judeocristianismos que afirman que la causa principal del dolor humano es Dios mismo que da lecciones morales a sus criaturas; por otro lado, hubo —y hay— judeocristianismos que afirman que la causa principal del dolor humano no es Dios sino las fuerzas malignas en una batalla entre fuerzas sobrenaturales.

Por supuesto, para comprender mejor tales narrativas es necesaria destreza interpretativa para tomar las claves literarias pertinentes.

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