Marco A. Dorantes

Este es uno de mis primeros blogs* (aquí hay una lista de mis blogs sobre temas de mi interés).
Además, mis aportaciones en un seminario de introducción a la Filosofía.
*blog es una contracción de weblog: un diario o bitácora pública como medio de expresión personal.

Sunday, February 26, 2017

Sobre «Dios» — ‘El escenario de la verdad’


Corría el mes de julio de 2006, hace como once años. Era una mañana dominical. Asistí a una sesión de la escuela bíblica en la que en ese entonces era mi querida congregación fanático-religiosa —una entre tantas formas gremiales de judeocristianismos contemporáneos—. El tema general era teología y el punto en ese momento era ‘el escenario de la verdad’. El expositor me preguntó: «¿qué es la verdad?» Respondí lo que había concluido de mis propias lecturas de aquella época: «La verdad es que Jesucristo es Dios». De inmediato otro miembro de dicha congregación presente en esa misma sesión rebatió: «Esa tan sólo podría ser una verdad, pero no es la verdad».

Ese día me sentí sorprendido de tal comentario pues en ese tiempo creía que la figura de Jesucristo estaba en el centro de ‘el escenario de la verdad’ y creer mi proposición —que Jesucristo es Dios— era requisito en la definición de “cristiano”; es decir, si alguien no creía eso entonces no podía llamarse “cristiano”.

Recuerdo que algunos de esos así mismos llamados “líderes” y “maestros” aclaraban que Jesucristo no era ‘Dios’, sino el ‘Hijo de Dios’. Otros entre esos mismos prelados “aclaraban” proposiciones distintas entre sí.

En retrospectiva, después de años de haber abjurado de esa forma particular de judeocristianismo, y después de apenas iniciar en la indagación histórico-crítica de la diversidad de judeocristianismos desde sus inicios, pienso que los diferentes credos y distintas definiciones de qué es y qué no es un “cristiano verdadero” han sido usados por distintos bandos desde el interior del judeocristianismo para juzgarse y segregarse entre sí mismos. Cada bando con su propio ‘escenario de la verdad’.

El escritor anónimo del evangelio canónico de Juan puso la siguiente petición en boca de Jesús:

“20 »No te ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí al oír el mensaje de ellos. 21 Te pido que todos ellos estén unidos; que como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. 22 Les he dado la misma gloria que tú me diste, para que sean una sola cosa, así como tú y yo somos una sola cosa: 23 yo en ellos y tú en mí, para que lleguen a ser perfectamente uno, y que así el mundo pueda darse cuenta de que tú me enviaste, y que los amas como me amas a mí.” — Juan 17:20-23. Edición 'Dios Habla Hoy'

Un hecho material crudo es que, desde sus inicios hasta el día de hoy, han sido incontables las irreconciliables divisiones y los numerosos cismas en el interior del judeocristianismo. Tal hecho histórico hace de esa petición una de las más ignoradas y fallidas que haya hecho el supuesto fundador de esos movimientos religiosos judeocristianos.

Por otro lado, si el arameo de la Palestina antigua fue la única lengua conocida por Jesús, como persona histórica, y si en efecto no dejó escrito alguno con sus ideas y creencias, entonces resulta muy problemático decir que la petición en Juan 17:20-23 haya sido realmente pronunciada por Jesús.

El manuscrito autógrafo del Evangelio de Juan, según el convenio erudito, fue compuesto en griego koiné a finales del primer siglo. Muy pocas personas en esa época tenían el tiempo y los recursos para lograr una composición manuscrita en griego koiné. Por lo que es muy poco probable que un campesino o pescador analfabeta de esa época lograra semejante composición. Lo puesto por escrito quizá fue alguna tradición oral que escuchó el autor decenios después de los hechos aludidos y, por tanto, no podría afirmarse que el autor haya sido un testigo presencial de tales hechos.

Lo único que ha llegado a nuestros días son copias manuscritas hechas siglos después del texto autógrafo y tales copias tienen muchas diferencias entre sí. Un escenario de la verdad hoy en día debe tomar en cuenta todos esos hechos históricos y filológicos. Un escenario de la verdad basado exclusivamente en la fe como sentimiento resulta muy problemático para una creencia verdadera e intersubjetiva. Muy difícilmente alguna forma de judeocristianismo en particular tenga el escenario de la verdad absoluta acerca de Jesús, el así llamado Cristo.

Más aún, tal escenario no es deseable pues es un obstáculo para el aprendizaje y un inconveniente para apreciar a cabalidad lo diferente.

Sunday, February 12, 2017

Sobre «Dios» — ¿De quién es la Biblia?


«En serio», es decir, como algo grave e importante, que demanda profunda consideración: estudiar «en serio» la historia de los textos de la Biblia permitiría al ciudadano en las culturas occidentalizadas —con o sin afiliación religiosa— tomar mayor conciencia de, por ejemplo, a quién pertenece la Biblia y quién está autorizado para interpretarla.

La importancia de dicha reflexión histórica no es menor si ese mismo ciudadano busca, además, tomar conciencia de que el espíritu de cada época, a través de los siglos, en esas culturas se puede definir en términos de cómo se ha entendido quién es Jesús, el así llamado Cristo. Tal interpretación ha sido distinta en cada época, y cada una ha pretendido ser la original o primitiva.

¿De quién es la Biblia?

“Tres señoras entran en una tienda de libros. Una es judía y las otras dos son cristianas —una católica y la otra protestante—. Las tres quieren regalar una Biblia en el cumpleaños de un familiar. El tendero, en cada ocasión, pregunta: ¿cuál Biblia quiere usted? Y en tres ocasiones recibe la misma respuesta: Quiero la Biblia, toda la Biblia, y nada más que la Biblia. El tendero, para evitar una reclamación posterior, con cautela pregunta la afiliación religiosa de cada una y a cada una ofrece una Biblia distinta que, en efecto, no coinciden en contenido —número de libros, para empezar: la Biblia católica tiene más libros que la Biblia protestante, y la Biblia hebrea contiene aún menos libros—.”

Repito: ¿De quién es la Biblia?